Lo sucedido en los últimos cinco días desborda con mucho mi capacidad de análisis. Por tanto, el presente texto se limita a lo ocurrido durante el sábado 13, tratando de constatar tres fenómenos sociales significativos e identificar los actores principales.
En primer lugar, el juego de ecos entre ciertos medios de comunicación y sectores de la sociedad civil, los encuadrados como “movimientos sociales”. Un análisis, necesariamente simplificador, localiza en el Grupo Prisa y algunos medios de comunicación catalanes la función de emisor de informaciones que, ante la ausencia de versión oficial, frente al vacío informativo por parte de los medios del Gobierno, van trasladando a la sociedad datos que apuntan a la autoría de Al Qaeda. Frente a un silencio escandaloso, la ausencia de información se va llenando por los mensajes que aportan al discurso social ciertos medios.
Mientras tanto, en Internet, medios alternativos, habitualmente refractarios a todo lo que transmitan los mass media (incluyendo el Grupo Prisa), como www.nodo50.org, las redes Indymedia o La Haine, recogen de inmediato las informaciones que éste genera. Se entra en un juego de espejos por el que los medios alternativos encuentran en medios “oficiales” la legitimidad, en cuanto fuente de información, de la que carecerían si fuesen ellos los emisores de la información. Así, estos medios, muchos basados en la autoedición, donde se diferencia con dificultad entre fuente (de la noticia) y emisor, se basan en la mayor legitimidad de los medios “profesionales”. No puede imaginarse a la inversa: Indymedia dando una noticia, y la Cadena Ser reproduciéndola. En este sentido, los medios alternativos, aunque potentes como distribuidores de información, encontraron su límite: fueron incapaces de acceder a la fuente, a la que se atribuye el conocimiento del hecho (y por tanto, cercanía a la “verdad”), y carecían por tanto de capacidad por sí mismos para generar interpretaciones alternativas.
Pero, a la inversa, el Grupo Prisa no puede llamar a la movilización: desde la ACP Indymedia, por ejemplo, si. Este juego de ecos se manifiesta de forma aún más clara en las concentraciones ante las sedes del PP. En ese momento, el Grupo Prisa puede presentar a ciudadanos autónomos en búsqueda de esa explicación que no llega.
En segundo lugar, la diferenciación entre verosimilitud y verdad. La verosimilitud es la posibilidad de que una descripción de los hechos, sin ser necesariamente cierta, pudiese llegar a serlo. A lo largo de tres días, resultó verosímil pensar que el responsable del atentado fuese Al Quaeda en lugar de ETA. En estos momentos, esta interpretación, a parte de ser verosímil, parece coincidir con algo así como “los hechos”. En segundo lugar, a un cuerpo importante del cuerpo social le ha resultado verosímil pensar que el PP no solo se equivocó sino que se le atribuye intencionalidad: ocultación y desvío de las responsabilidades políticas. Un paso más allá, se le atribuye la pretensión de, ante la imposibilidad de ocultar la autoría, al menos desplazar el reconocimiento oficial de la autoría más allá del domingo.
Y en un cuarto momento, para los manifestantes ante las sedes del PP (y no solo) cobra sentido una interpretación verosímil de los comentarios de Zaplana y Rajoy como “amenaza” de una suspensión de las elecciones.
Así, ante la ausencia de “verdad”, de interpretaciones en las que hubiese consenso, parte de la sociedad civil se agarra a lo verosímil. Le explotan aquí al PP las experiencias de manipulación durante los últimos cuatro años: los hilillos del Prestige, la huelga que no existió pero que retira Decretos, C.C.O.O., las mentiras de distracción masiva,...Dicho de otra forma, se le agota el crédito, y la caja salta.
Ahora mismo desconocemos si se equivocaron al atribuir el atentado a ETA o quisieron ocultarlo, o retrasar su reconocimiento público. Desconocemos si realmente se planteó la posibilidad de retrasar las elecciones. Pero desde luego estas resultaron interpretaciones verosímiles para buena parte de la ciudadanía.
El tercer elemento, en estrecha relación con los medios alternativos, aunque no tan solo, son las redes sociales. La caverna insiste en la idea de una manipulación organizada desde los partidos. Como en otros tantos casos, la caverna no sabe de lo que habla. Dice Jesús Cacho que él, que hace 25 militó en el PCE, sabe que la espontaneidad de la izquierda no es tal. Tal afirmación descalifica a Cacho como analista. Explicar la realidad de los movimientos sociales con una perspectiva de la Transición es, como mínimo, una demostración de vaguería, cuando no de incapacidad. Los partidos políticos, más aún el PCE, hace tiempo que no son capaces de movilizar a sus militantes a toque de corneta. La explicación es otra. Se trata de ciertas redes sociales, entendidas como las referencias sociales que un individuo maneja. Estas redes a su vez tienen estructura interna: cada individuo identifica tres-cuatro-cinco grupos que son los que alimentan su red. Estos grupos, que resultan homogéneos en su composición ideológica, interactuaron recurriendo al mail y SMS durante la mañana y la tarde del sábado, alimentándose de la oficialidad de PRISA y la implicación de los medios alternativos. Las redes se componen de grupos de fidelidades no exclusivas. Esto es, existe un grupo del trabajo, de amigos, de antiguos compañeros, familiar, ..., y cada individuo tiene localizado en cuales de las distintas cuadrillas de las que forma parte puede replantear temáticas recibidas a través de otro grupo. Esto es, el grupo no es un espacio cerrado para la información, sino que las distintas fidelidades del individuo permiten su salida y extensión. Puro marketing viral. Lo que pasó el sábado gracias a Internet y móviles, a una velocidad de vértigo, azuzado por la inmediatez de las elecciones, fue lo que cualquier experto en marketing de tendencias quisiera que pasase para su producto.
En resumen, encontramos cinco actores:
- Unos medios masivos, con sus propios objetivos, capaces de generar una interpretación alternativa y verosímil de lo ocurrido, aprovechándose de la incapacidad para luchar en ese momento por la hegemonía ideológica de los medios del Gobierno.
- Unos medios alternativos, dispuestos a dar validez a la interpretación verosímil que ofrecen ciertos medios masivos con los que establecen una “alianza” momentánea, y dispuestos a convertir el conocimiento (al menos la sospecha) en afirmación militante: si lo que ocurre, según lo describen los mass media contrarios al gobierno es creíble, la acción militante se encuentra justificada.
- Ciertas redes sociales, sustentadas en pequeños grupos de relación, homogéneas en lo ideológico, donde cala como verosímil la manipulación del Gobierno, Gobierno del que se espera cualquier posible manipulación. Grupos interconectados, no estancos, que recurriendo al mail y al SMS son capaces de colaborar a distribuir la información que ofrecen los mass media y de concretar los llamados a la acción que se efectúan desde los medios alternativos.
- Las redes sociales que se encuentran en la calle, a las puertas de las sedes del PP. Las redes se disuelven cuando se encuentran y pasan a ser la multitud, de la que gustan algunos de hablar. Sin partidos ni liderazgo, pero con actitudes claras, capaces de establecer desde una red concreta, de cuatro-cinco personas, un slogan que el resto de la multitud reconoce y hace propio. Y capaz de callar los slogans en los que no se reconoce (así, allí donde estuve, se modificó el “vosotros, fascistas, sois los terroristas”, que algunos coreaban, por una alternativa más unánime de “vosotros fascistas, también sois terroristas"), capaz de recorrer el centro de la capital “como un solo hombre” yendo de Génova a la Puerta del Sol, de aquí a Atocha, y de nuevo a Génova, alimentándose de incorporaciones espontáneas y manteniéndose con entidad durante casi doce horas. Capaz de, siendo más de 4.000 personas y a las 03:00 ya del domingo realizar un minuto de silencio en la Glorieta del Emperador Carlos V. Una multitud atenazada por su propio sustrato ideológico, dispuesta a traducir la aparición en los medios de Rajoy en la expectativa difusa acerca de un posible golpe.
- Por otro lado, el conjunto del cuerpo social. Cala en la ciudadanía, tal como las elecciones demuestran, la interpretación Al Qaeda. Aquí se manifiesta, con distinta intensidad, pero también, el fenómeno de la verosimilitud. Ante la ausencia de información por el Gobierno y sus medios, el conjunto del cuerpo social encuentra verosímil no ya la versión Al Qaeda, sino la sospecha ante el comportamiento del Gobierno. Cual elemento químico, la actuación de los últimos días provoca que se alcance un grado de saturación tal que moviliza un voto latente del PSOE, favorece el abandono de Izquierda Unida y quizás incluso produzca la desmovilización de parte del voto del PP.
Sencillamente brillante. Mis felicitaciones
Publicado por: Guillermo López | marzo 24, 2004 en 08:48 p.m.
si
Publicado por: | mayo 14, 2007 en 05:45 p.m.