No ha generado un debate importante en España la publicación del larguísimo libro (700 páginas de extensión) La Tabla Rasa, de Steven Pinker.
La tesis de Pinker, que se anticipa en el subtítulo del libro (la negación moderna de la naturaleza humana), puede resumirse en:
- Existe una imagen social de la naturaleza humana como completamente maleable (una tabla rasa sobre la que se puede escribir), de forma que la influencia de la cultura se impone sobre la dotación biológica.
- Esta imagen ha sido esencialmente propiciada desde la izquierda política, en la medida en que anticipar una naturaleza humana modificable facilita la “reforma” social.
- Sin embargo, los avances científicos de los últimos años (la corriente llamada psicología evolucionista y, fundamentalmente, la genética) vendrían a desmentir esa imagen del ser humano.
Con estas tesis de partida, documentadas con profusión, el libro dedica buena parte de sus páginas a considerar su aplicación a debates políticos de actualidad, optando habitualmente por opciones “liberal-conservadoras”
Aunque Pinker tiene un lenguaje sugerente, utiliza abundante documentación y tiene una probada capacidad para generar polémica, como ya había demostrado en El Instinto del Lenguaje , la lectura del texto incorpora varias “trampas” que afectan a la totalidad de la argumentación.
Algunas de esas trampas son apenas triquiñuelas. Por ejemplo, diferencia el darwinismo del nazismo, señalando todas las obvias diferencias entre ambos, de forma que argumenta que la concepción nazi de la raza aria como la más evolucionada no debe situarnos a priori en contra de las tesis evolucionistas. Esto resulta obvio, y poco discutible. La trampa intelectual llega cuando pocas páginas después mezcla citas de Marx, Gorki y los Jemeres Rojos para dar a entender una continuidad directa entre el pensamiento de Karl Marx y la actuación de los Jemeres. La distancia entre la aportación teórica de Marx y Darwin de la práctica Jemer y nazi resulta obvia: si Pinker quiere señalar que la distancia en el caso de Marx y los Jemeres es menor no bastaría con poner dos citas juntas en la misma página, debe ser capaz de justificarlo. De hecho, las citas que realizan de Marx muestran claramente ejemplos de la filosofía dialéctica, a la que subyace una concepción antropológica de la naturaleza humana, que no es la de la tabla rasa. Volveremos sobre esto más adelante.
Otras dan risa: es así cuando, por ejemplo, ofrece un listado de facultades cognitivas comunes asociadas a intuiciones básicas sobre la realidad (página 324), justificando cada uno de los elementos de la lista con un estudio empírico, excepto el referido a la economía intuitiva basada en el intercambio y la obtención de beneficio, que se afirma sin ningún estudio que lo avale (no puede descartarse, en todo caso, que sea un error de edición, por lo “descarado” de la ausencia).
Otras triquiñuelas tienen que ver con una selección orientada de las fuentes: por ejemplo, cuando utiliza datos inflados sobre la extensión de la psicopatía (lo que le permite poner en duda lo que llama la teoría del buen salvaje: la suposición de que el ser humano es bueno por naturaleza que, a su juicio defiende erróneamente por principio la izquierda, y que tendería a acompañar la concepción de la Tabla Rasa) o cuando pone en duda de pasada la existencia del efecto Pygmalion (la expectativa tiende a cumplirse, de forma que a quienes pertenecen a un grupo sobre el que pesan prejuicios se les atribuirán esos mismos prejuicios inicialmente y quien realiza esa atribución se comportará de modo que termine por cumplirse). El efecto Pygmalion es una de las pocas “leyes” de la psicología social, observado en multitud de estudios. La implicación de desmentir el efecto Pygmalion para los supuestos mantenidos por Pinker (la tabla rasa y el buen salvaje son errores intelectuales) no es relevante. Si lo es para las conclusiones políticas que extrae: si se desmiente el Efecto Pygmalion se quita un argumento a quienes indican que el status obtenido en la sociedad no depende de la capacitación del individuo si no que se ve afectado por factores externos como el prejuicio.
Pero la más importante “trampa” es escoger a los enemigos intelectuales inadecuados. Susana López Ornat, escribió un estupendo artículo llamado “La adquisición del lenguaje: talón de Aquiles y poción mágica de la teoría cognitiva”, donde describía como la teoría de Chomsky derrotó al conductismo de Skinner y dio pie a la psicología cognitiva, gracias a que demostró la incapacidad de los conductistas para explicar la adquisición del lenguaje. Un sistema de tal complejidad no podía adquirirse con la visión asociacionista del lenguaje. La alternativa residía en explicar la capacidad de adquirir el lenguaje en términos innatos, considerando incluso la existencia de reglas gramaticales de las que todo ser humano dispone al nacer. Durante los 30 años siguientes se buscó el gen del lenguaje y los universales comunes a todas las lenguas. Pinker es heredero de Chomsky en esta perspectiva, y Pinker, como Chomsky, va perdiendo esa batalla. Recordemos a Chomsky, cuya teoría, en sus propias palabras: “atribuye al niño un conocimiento tácito de los universales lingüísticos. Propone que el niño se enfrenta a los datos con la presunción de que proceden de una lengua perteneciente a una clase de lenguas bien definida de antemano, siendo su problema el determinar cuál de las lenguas (humanamente) posibles es la que se habla en la comunidad en la que él vive" (citado en Jean Aitchison, El mamífero articulado).
Después de décadas de predominio innatista en la explicación de la adquisición del lenguaje, desde mediados de los años 80 se ha desarrollado el conexionismo, que ha podido simular mediante redes neurales artificiales, la adquisición de determinadas reglas gramaticales sin necesidad de atribuir una codificación previa de conocimiento lingüístico de origen en el sistema que aprende. Dicho de otra forma, una red de neuronas plásticas, como las de nuestro cerebro, pueden adquirir capacidad de procesamiento lingüístico si son sometidas a inputs externos. Este ha sido el debate esencial en la ciencia cognitiva en los últimos 15 años, y Pinker lo despacha con suficiencia. Su principal argumento es que para describir la complejidad del comportamiento humano (por ejemplo, la totalidad del conocimiento lingüístico) las simulaciones con redes neurales se han mostrado insuficientes. Correcto, de momento solo han logrado simular reglas concretas (demostrando a la vez que el sistema cognitivo si buen puede describirse mediante reglas no necesariamente las tiene implementadas -perdón por el “palabro”-, como defendía la psicología cognitiva clásica, a la que pertenece Pinker). Solo que con ese mismo argumento deberíamos desechar las explicaciones genetistas, en la medida en que no hay descripción completa del proceso desde el ADN al habla. La repercusión de este debate es definitiva para el resto de la argumentación del texto. Varios de los principales autores conexionistas (Elman, Parisi, Plunkett y Karmiloff-Smith, entre otros), publicaron Rethinking Innateness: A connectionist perspective on development (no traducido al castellano), donde, replanteaban la concepción del innatismo y con él la repercusión del entorno. Describir el sistema cognitivo humano del niño como un sistema con capacidad para aprender supone una opción alternativa a la descripción clásica del innatismo y a la tabla rasa, ya que se señala la limitación biológica a la vez que la relevancia de la información que el entorno aporta al sistema: dependiendo de la "señal", el sistema aprende unas reglas u otras. Se trata de una alternativa teórica que mantiene la relevancia de los inputs externos y no es por ello extraño que Rethinking Innateness finalice con un reflexión de calado político situada claramente a la izquierda de la que realiza Pinker.
El conexionismo y el replanteamiento del innatismo que lleva asociado es un contrario intelectual que Pinker ventila con poca elegancia y escasa atención. Al menos le dedica tres páginas y ofrece referencias de otros textos suyos centrados en el debate. Más llamativo es extraer apenas cuatro párrafos de Marx y no hacer ninguna mención a los psicólogos soviéticos, que trataron de trasladar a Marx a la psicología: Vigotsky y Luria no aparecen citados en todo el libro. Es llamativo atribuir a la izquierda el desdén por las limitaciones que plantea el equipamiento biológico y no citar a Alexander Luria, uno de los más importantes neuropsicólogos de la historia, autor del test de referencia para la evaluación del daño cerebral. Tampoco aparece Jerome Bruner, el más importante psicólogo evolutivo estadounidense de la segunda mitad del siglo veinte, autor que retoma la aportación de la escuela soviética.
Esta lista de ausencias no pretende quedarse en señalar que Pinker ha hecho una selección interesada de nombres y referencias, ni tampoco en que en la izquierda ha habido quien ha considerado la relevancia de la biología: quiere señalar que Pinker ha hecho una selección interesada de planteamientos teóricos alternativos a su pretensión de comprender nada más y nada menos que “la naturaleza humana”.
Vigostky plantea la Zona de Desarrollo Próximo, que Bruner concreta en la teoría del andamiaje desde la perspectiva de la enseñanza. Vigotsky señala que cuando se aborda una tarea, el individuo puede repetir la ejecución que conoce o avanzar en su resolución siempre que la tarea suponga solo un pequeño grado de dificultad superior, recurriendo a herramientas o medios de los que dispone: en los entornos de aprendizaje, un formador o un igual con un grado de conocimiento algo mayor. Es decir, se produce aprendizaje cuando se plantean tareas en la Zona de Desarrollo Próximo: si la tarea ya es conocida no hay aprendizaje porque se pone en práctica lo que ya se conoce, si la tarea es inabordable pese a disponer de algún apoyo, se produce fracaso y desmotivación. Son los adultos y las herramientas que la sociedad pone a disposición del aprendiz (sin ir más lejos, los libros), los que permiten avanzar. La cultura es la capacitadora. Obsérvese que en esta teoría no se plantea en ningún caso que el aprendiz sea una tabula rasa, sino que parte de lo que el aprendiz puede realizar previamente.
Bruner lo traslada a la enseñanza con la teoría del andamiaje: la enseñanza es dar soportes al alumno justo por delante de lo que es capaz de realizar para írselos retirándoselos posteriormente. También lo aplica al lenguaje (no solo Bruner, los conexionistas han retomado este análisis) con un estudio precioso frente a un problema epistemológico: ¿cómo aprende el niño el significado de las palabras? Los innatistas, en la estela de Chomsky, se han encontrado siempre más cómodos con la gramática que con la semántica: es normal que a Pinker le ocurra lo mismo, en la medida en que el significado de las palabras es necesariamente cultural. La teoría más desarrollada de la adquisición del significado de las palabras está asociada a Bruner, y resulta además compatible con la perspectiva conexionista.
La explicación reside en el motheresse o lenguaje maternal, el lenguaje que dirigen los adultos a los bebés que van adquiriendo el lenguaje. El motheresse, frente a lo que puede pensarse en primera instancia, no es agramatical sino que respeta la estructura del lenguaje adulto, aunque simplificándola. Por otro lado, el 90% de los nombres que utiliza la madre para designar objetos hacen referencia al objeto completo (lo que facilita que el aprendiz no confunda la palabra “perro” con la “pata” cuando la madre designa al perro). A la vez, la entonación es más marcada al nombrar el objeto que se designa, lo que orienta la atención del aprendiz.
Junto a una estructura gramatical simplificada pero correcta, y un uso de palabras “completas” existe un tercer elemento que favorece la adquisición del lenguaje: los formatos. El habla se produce en un entorno de intención comunicativa: una mente desea dirigirse a otra mente, intención que en el caso de la interacción madre-bebé tiende a darse en un formato de relación relativamente pautado en todas las ocasiones, lo que favorece al aprendiz pronosticar y anticipar. En resumen, el input que se ofrece al aprendiz no es la potente gramática generativa (como siempre, los gramáticos confundiendo el habla con sus gramáticas) sino un lenguaje simplificado en entornos pronosticables con una semántica asumible.
Bruner fue desdeñado por los innatistas en el ámbito de la adquisición del lenguaje por “pragmático” (en el sentido de que se preocupaba por el uso del lenguaje). En última instancia, tenían acudían a una última argumentación: conforme, el input al aprendiz se simplifica, pero en algún momento se produce una regularización de la lengua (en el sentido de que se dispone de reglas gramaticales, lógicamente no conscientes) en la mente del aprendiz, que permite que el lenguaje del adulto tenga una potencia generadora de construcciones gramaticales infinita. Bruner, aún vivo pero ya mayor, no ha participado en la explosión conexionista, pero allí encuentra la respuesta: un sistema puede comportarse como si dispusiese de reglas sin tenerlas “implementadas” como tales. La capacidad de las redes neurales para reproducir el comportamiento “como si” tuviesen implementadas unas reglas (el gerundio se construye de tal modo, el infinitvo de tal otro) tan solo encontrando regularidades en el input lingüístico que se le ofrece (recordemos, además, simplificado por el lenguaje maternal) hacen innecesaria la hipótesis innatista, o al menos dan un nuevo significado al innatismo: es necesario conocer las limitaciones estructurales del sistema que aprende, pero no es necesario suponer que el conocimiento del lenguaje está en los genes.
Y este rechazo del innatismo en los términos utilizados por Pinker es decisivo para todas las restantes argumentaciones y sus corolarios en los temas políticos. La izquierda debe saber, y desde luego la psicología dialéctica era consciente de ello, que no pueden ignorarse las limitaciones que impone el soporte biológico. Pero la derecha no puede invocar el innatismo o la genética como un guía determinista autónomo del entorno que le rodea.
Pues yo creo que la cuestión esencial la defiende suficientemente. Es decir, la izquierda mantiene una imagen del ser humano apropiada a los designios de su política que en gran medida es contraria a la libertad del hombre ...
Sobre nazismo y marxismo dice claramente que "compartían un mismo deseo de reformar a la humanidad". Y desde luego sus métodos, fundados en el enfrentamiento entre grupos (razas-clases) han sabido dar frutos muy parecidos. No obstante tienes razón en cuanto a que las citas de Marx son más consistentes con una visión anti-individualista que con la tábula rasa. Poco amiga de la libertad individual, en cualquier caso.
Sobre el ataque al efecto Pygmalion, tal vez Sowell sea más certero que Pinker, admirador suyo como demuestra el capítulo 14 dedicado a la Política y vertebrado entorno al "conflicto de visiones".
Creo que Pinker si que quiere dejar claro en esta obra que, como tú dices: "no es necesario suponer que el conocimiento del lenguaje está en los genes", al menos no en el alfabeto genético, como cuando insiste en que la complejidad del genoma no radica en el número de genes sino en la interacción entre ellos.
Olvidas una parte importante del libro y es la que relata los casos de abusos por parte de la izquierda académica hacia aquellos que defienden tesis contrarias en este campo y otros relativos (antropología). Y es que, efectivamente, el tono del libro es polémico y político.
Lástima que la traducción sea tan cara y mala, creo yo.
Aquí tienes un artículo estupendo que explica mucho mejor que yo lo que quisiera añadir:
http://www.liberalismo.org/articulo/149/18/
Publicado por: castielero | julio 05, 2004 en 12:45 a.m.
Hola, Castielero.
En primer lugar, gracias por el enlace desde tu blog, eso da lugar a la visita de ilustres liberales digitales.
Vamos por partes (aviso: es una respuesta larga).
"Pues yo creo que la cuestión esencial la defiende suficientemente. Es decir, la izquierda mantiene una imagen del ser humano apropiada a los designios de su política que en gran medida es contraria a la libertad del hombre ..."
La izquierda tiene una imagen del hombre, si, bueno, sin duda, eso es indiscutible. Y que hay debate entre lo que uno desea y lo que la realidad es, también. La derecha posee una visión apropiada a los designios de su política: el hombre es un lobo para el hombre, y esas cosas. Sin duda existe una visión del hombre bajo cada opción ideológica. Queda por ver la "realidad" por debajo de la "ideología". El axioma liberal es que el individuo es un ser autónomo, axioma que no se mantiene ni de broma. Y sobre la visión de la izquierda y la tabla rasa, ya te señalaba que los marxistas no la comparten: los anarquistas, aún, pero los marxistas ni de broma. De hecho, puede defenderse la Zona de Desarrollo Próximo en política, y algo parecido viene a ser el planteamiento de pasar por el socialismo para llegar al comunismo. Si Marx entiendese que todo es moldeable, no habría hablado de esa fase intermedia de apropiarse del Estado para luego disolverlo, habría ido defendido directamente su objetivo, sin pasos intermedios.
"Sobre nazismo y marxismo dice claramente que "compartían un mismo deseo de reformar a la humanidad". Y desde luego sus métodos, fundados en el enfrentamiento entre grupos (razas-clases) han sabido dar frutos muy parecidos. No obstante tienes razón en cuanto a que las citas de Marx son más consistentes con una visión anti-individualista que con la tábula rasa. Poco amiga de la libertad individual, en cualquier caso".
Poca amiga de una concepción de la libertad asociada a un "sujeto autónomo consciente que toma las decisiones con información suficiente para maximizar su beneficio", que es la visión antropológica del liberalismo, sino más acorde con la naturaleza social del individuo, que se construye, hasta su lenguaje, gracias a la relación con el entorno, y que no tiene un sistema cognitivo con las potencialidades q le suponen los liberales. Y otra cosa, el marxismo y el nazismo no compartían el mismo deseo de reformar a la humanidad, en primer lugar porque el marxismo no estima que haya una Humanidad, sino que los "seres humanos" son en un determinado momento de una determinada forma en el marco de una sociedad y un momento histórico concreto. Dicho de otra forma, no hay una naturaleza humana que no sea naturaleza humana social. No es un debate entre reforma-conservación, es que necesariamente hay cambio, y el marxismo tiene su opción de hacia donde orientar al cambio, igual que el liberalismo tiene la suya (¿la deslocalización no es cambio?, ¿no es cambio que ahora se replantee la propiedad intelectual?). Tu capacidad de relacionarte hoy con el entorno, a través de un teclado, no tiene nada que ver con la que tenían nuestros padres, de quien heredamos los genes. Internet, que es cultura, modifica tu forma de relacionarte con el entorno, amplía tus dispositivos de memoria, tu capacidad para acceder a la información,...
"Sobre el ataque al efecto Pygmalion, tal vez Sowell sea más certero que Pinker, admirador suyo como demuestra el capítulo 14 dedicado a la Política y vertebrado entorno al "conflicto de visiones""
Conforme.
"Creo que Pinker si que quiere dejar claro en esta obra que, como tú dices: "no es necesario suponer que el conocimiento del lenguaje está en los genes", al menos no en el alfabeto genético, como cuando insiste en que la complejidad del genoma no radica en el número de genes sino en la interacción entre ellos"
No, en la interacción entre ellos no (por supuesto que también), en la interacción con el entorno, que es el que aporta un input para tener algo "que aprender". Sin entorno, no hay lenguaje.
"Olvidas una parte importante del libro y es la que relata los casos de abusos por parte de la izquierda académica hacia aquellos que defienden tesis contrarias en este campo y otros relativos (antropología). Y es que, efectivamente, el tono del libro es polémico y político"
Hombre, pues si, no digo nada, no era el objetivo del post. Ya lo recuerdas tu:-)
"Lástima que la traducción sea tan cara y mala, creo yo"
Del todo de acuerdo.
"Aquí tienes un artículo estupendo que explica mucho mejor que yo lo que quisiera añadir:
http://www.liberalismo.org/articulo/149/18/"
Gracias, de aquí saque algunas cosas sobre la psicología evolucionista.
saludos
Publicado por: lipe | julio 05, 2004 en 10:26 p.m.
Vaya, te agradezco la contestación y quiero responderte aunque tendrá que ser el fin de semana. Sólo una cosa. No me cabe ninguna duda de que el entorno es fundamental, yo no soy tan radical como Pinker (al que veo en este libro más moderado) tal vez porque tengo mucho menos información que él y la que tengo me es suficiente para construir mi propia "teoría" de la naturaleza humana, de la mente, que da espacio amplio al entorno y a sus logros "culturales".
Espero que algún ilustre liberal digital te visite :-)
Gracias.
Publicado por: castielero | julio 06, 2004 en 01:29 a.m.
Hola Lipe,
Otro liberal impenitente, como Castielero. Entre Arcadi Espada y tú habéis logrado que adelante mi plan para el libro de Steven Pinker. Había leído los dos anteriores, y son muy buenos (mejor el del Instinto del Lenguaje, no obstante).
Como no he leído el libro, poco puedo decir. Pero sí te corregiré (y sólo indirectamente) en un asunto. Pinker no necesita un estudio empírico para demostrar "economía intuitiva basada en el intercambio", lo que Adam Smith llamaba "la inclinación al intercambio", porque éste no tiene o necesita una explicación psicológica o intuitiva. Los hombres intercambian porque descubren que cumplen mejor sus objetivos al hacerlo. No se necesita prueba adicional.
Un saludo y enhorabuena por el artículo.
Publicado por: José Carlos Rodríguez | julio 07, 2004 en 01:13 a.m.
Hola, José Carlos, gracias por el comentario.
Hombre, queda simpático que se apoye en estudios para hablar de una física intuitiva, una biología intuitiva, ... y de pronto afirme una teoría de la división social del trabajo asociada a la obtención del beneficio sin ninguna cita. Y tampoco creo que se pueda decir q como ya lo decía Adam Smith, pues ya está (me parece que suena a argumento de "autoridad", lo mismo no te he entendido bien).
Pasa también que decir "Los hombres intercambian porque descubren que cumplen mejor sus objetivos al hacerlo" no "sirve" ideológicamente a ninguna opción. Ya Engels se dedicó a analizar el trabajo desde ese supuesto. Y Barrio Sésamo: "solo no puedes, con amigos, sí" (ya sabes que Barrio Sésamo era un invento progre)
Por cierto, también creo que El Instinto del Lenguaje era mejor libro, no sé si es solo por la traducción.
a cuidarse
Publicado por: lipe | julio 09, 2004 en 12:08 a.m.
Ja, ja.
Te advierto que yo, con 32 años, vería Barrio Sésamo encantado. Y que siempre me he acordado de eso de "solo no puedes, con amigos sí", que casi lo he hecho un lema para mi vida ;)
No. No utilizo a Smith como argumento de autoridad (en el que no creo, yo soy tipo porquero). Sino que si Pinker quisiera demostrar algo así, estaría recogiendo la idea de Smith.
Que es la opuesta a la que yo he expresado. El polihístor Smith recurrió a los institntos para explicarse la ubicuidad de los intercambios.
"Los hombres intercambian porque descubren que cumplen mejor sus objetivos al hacerlo" no "sirve" ideológicamente a ninguna opción." Bueno, ¿Y?. Sirve para explicarse la realidad, que no es poco. Nosotros actuamos intentando cumplir en la medida de lo posible nuestros fines. Y el intercambio es un método idóneo para determinados fines, ya que damos una cosa por otra, valorando más la segunda que la primera.
Por cierto, que estoy por The Last Wall to Fall. Ya te contaré.
Recomendable el libro de Sowell A Conflict of Visions, escrito con una escrupulosa ecuanimidad. Lo acabo de terminar, y el libro es excelente.
Publicado por: José Carlos Rodríguez | julio 09, 2004 en 03:41 p.m.
Hola, en http://nocorrecto.blogspot.com podeis encontrar artículos sobre liberalismo-psicología evolucionista-otras cosas. Apunto esta dirección y respondo con más detalle a tus objeciones. Me parece que The Blank Slate (la tabla Rasa) de Steven Pinker, anunciado hasta en el metro de Londres según un amigo mío, es un libro definitivo para la entrada de la Psicología Evolucionista en ámbito de las ciencias con mayúsculas. Una ciencia prometedora que nos ayudará a comprendernos y por tanto, a la larga, sustituir luchas de fé ideológicas y crear consenso en la acción política y económica, lo cual será bueno para todos. Por cierto, es una ciencia que ha llegado antes al gran público que la las publicaciones serias científicas de toda la vida, por ejemplo los archifamosos bestsellers "por qué los hombres no escuchan y las mujeres no saben mirar los mapas" y la segunda parte "por qué los hombres mienten y las mujeres lloran", son divulgaciones de estudios serios sobre psicología evolucionista. En cuanto a publicaciones serias, por primera vez, Science ha aceptado un artículo de un antropólogo, Scott Atran que explica las conductas suicidas de los terroristas Islámicos a partir de hipótesis de psicologíaevolucionista y esto solo es el comienzo. Scientific American ha publicado hace poco un artículo intentado refutar algunas hipótesis de la EP, señal de que el stablishment científico se está dividiendo con respecto a la EP y ya no se la ataca o se la ignora como en el pasado. Es una ciencia que está aqui para quedarse, y como decía el antropólogo Dereck Freeman , el que desmontó los trabajos fraudulentos de Margaret Mead, El evolucionismo aplicado a la psicología creará una ilustración que sobrepasará a la ilustración de las ciencias naturales en el siglo XVIII.
Publicado por: Memetic Fighter | noviembre 08, 2004 en 06:34 p.m.
Hola, Luchador Memético (se traducirá así?).
Compruebo que te gusta Pinker y que simpatizas con la psicología evolucionista. Pero aparte de indicar su enorme repercusión potencial, ¿podrías defenderla de forma un poquito más argumentada?
Saludos
Publicado por: lipe | noviembre 19, 2004 en 07:17 p.m.
entre en las direcciones que le he dado. yo soy el autor del artículo ese http://www.liberalismo.org/articulo/149/18 creo que de los primeros en castellano acerca de las repercusiones de la PE en la política y la economía.
Publicado por: Memetic figther | enero 31, 2005 en 12:37 p.m.
y del bueno de vigostky que, ? las desastrosas desastrosas traducciones no pudieron con el y su vision marxista en la union sovietica y en la union de estrellas petroleras.
Publicado por: walter weinsinger | mayo 09, 2006 en 04:44 p.m.
Ls tesis conexionistas son muy discutibles. Conciben la mente como el resultado de un númeroinmenso de manipulaciones lógicas en el cerebro. Pero estas hipótesis están practicamente refutadas.
Sentencias que Pinker y Chomsky están " perdiendo las batalla ", empero, cada dia cobran mas fuerza. El modelo de Principios y Parámetyros es reconocido mundialmente, y si bien ciertos biólogos tienen dificultades para comprender su matemática, sus conclusiones son muy plausibles y a llevado a resoluciones muy curiosas, por cierto. Hoy en día, la neurolinguistica , la linguistica y las ciencias de la mente estan llevando a cabo muchos progresos respecto a cómo se adquier el lenguaje. Y el modelo conexionista se ha visto en serios problemas con el gen del lenguaje, FOXp2 ; inherente al ser humano, mas todas las pruebas de deferentes modelos teóricos linguisticos, cuyo marco empírico transgrede estas beves notaciones.
Los modelos conexionistas han perdido mucha fuerza hoy en día; principalmente porque no pueden llegar a refutar todos los enormes avances de la neurolinguistica y la linguistica misma.
Una pequeña mutación del gen FOXP2 ocurrida hace unos 200.000 años y exclusiva de nuestra especie es la responsable de la capacidad de hablar del ser humano, capacidad muy probablemnte innata que nos define como seres creativos y perfectibles.
Publicado por: Yamil | julio 05, 2006 en 09:15 p.m.
Roger Penrose, Steven Pinker, Jhon Searle, Noam Chmsky, y miles de linguistas y especialistas en ciencias del cerebro, han contribuido en cuerta medida en refutar la estúpida idea de las redes neuronales, hipótesis muy implausible, si fuera cierta, la IA fuerte no tendría dificultades en desarrollar máquinas pensantes. Bye Bye
Publicado por: | julio 05, 2006 en 09:20 p.m.
Publicado por: | junio 26, 2007 en 03:42 p.m.
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Publicado por: apekesoqehy | enero 19, 2014 en 02:11 p.m.