La pretensión de los psicólogos de ser reconocidos como profesionales sanitarios responde a muchos factores. El más obvio, se trata de una acción corporativa destinada a defender objetivos gremiales. Un poco más allá, implica dar respuesta a una demanda social que está siendo utilizada por la sanidad privada con objeto de diferenciarse y aportar valor añadido a sus usuarios: de hecho, la traducción inmediata de considerar al psicólogo profesional sanitario es considerar a la psicología como especialidad en la sanidad pública.
Sin embargo, puede rastrearse más allá. El siglo pasado, siglo de totalitarismos, siglo de la expansión de los medios de formación de masas es, a la vez, el siglo de la psicologización, un paso más allá del individualismo. Del mismo modo que la historia de los dos últimos siglos se ha descrito como la conquista de los derechos políticos y civiles para llegar finalmente los sociales, puede observarse un proceso que lleva de la definición del individuo como sujeto político (sobre el que se sustenta el principal derecho político, el derecho al voto) a la explosión de la atención al yo. Algunos de los vectores que favorecieron el paso del individualismo como ideología legitimadora de la democracia liberal al psicologicismo como forma de vida fueron (varios de estos vectores están recogidos de una conferencia pronunciada por Fernando Alvarez-Uría):
- El nacimiento de la cultura psicológica, a principios de siglo con Freud. La descripción de una realidad psicológica compleja, no completamente accesible a la introspección, objeto de estudio y que explica el comportamiento individual abre un espacio nuevo, el espacio del yo, que debe ser descubierto y colonizado, de la mano de los expertos guías que son los psicoanalistas.
- El discurso contracultural del viaje como respuesta a la alienación cotidiana. Si el día a día es del malestar de la fábrica y la masa, de la ausencia de diferenciación, en Oriente, en el pasado, en la droga, se encuentran espacios de realización del yo, espacios no accesibles inmediatamente y a los que se accede mediante desplazamiento a larga distancia de lo cotidiano.
- La aparición del relativismo cultural. Freud descubre un mundo nuevo, el de la psique, nuevo pero común para todos: el Edipo es un universal, común a todos los individuos, independientemente de la cultura en la que se inserten. Malinowski rompe la idea de uniformidad cultural, pero da un paso más allá: niega también la existencia de un yo de idéntica estructura, al que atribuye también peculiaridades culturales. Ya la humanidad no es una, ni siquiera su psique.
Con estos tres vectores (sin duda, con otros muchos también) la atención se desplaza hacia el yo, peculiar, propio, no compartido, de difícil acceso y de enorme importancia. El “conócete a ti mismo” se traduce en un angustioso “búscate a ti mismo”. Búsqueda pretenciosa en pos de una cáscara vacía, asociada a una actitud introspectiva propia de las clases burguesas, que supone además una renuncia al ser político aristotélico, al espacio público de participación, convivencia y realización. La consciencia, puro fluir, incapaz de cristalizar en un objeto que pueda darse por descubierto, nunca será lo suficientemente estática para darla por conquistada. Y los contenidos que inundan la consciencia, facilitados siempre por el entorno, no pueden entenderse como las reflexiones particulares, originales y propias de un yo creador.
Mientras, el capitalismo encuentra un nuevo espacio de inversión, una nueva frontera, un nuevo mercado, una nueva necesidad a cubrir: el bienestar psicológico inalcanzable del descubrir “como es uno”. Los socialdemócratas desean establecer la bandera del estatalismo en el nuevo territorio descubierto: facilitar al pueblo la colonización del terreno desconocido de la psique, garantizando la cobertura psicológica que nos proveerá de la utopía bobona de la “autorrealización”. Sea, por tanto, a través de la vía liberal o de la estatal, en este entorno los profesionales de la guía, los psicólogos, tienen la demanda asegurada: una demanda infinita, que nunca podrá ser satisfecha, ya que la búsqueda hacia dentro no lleva más que a un agujero negro.
Post muy interesante y oportuno. Enhorabuena
Publicado por: titus | marzo 16, 2005 en 04:08 p.m.
Muy interesante. De aquí a la novela del viajes, a la populariación del avión y a Viajes Halcón, y a la familia media buscándose a sí misma en un viaje todoinluido en Praga.
Publicado por: alberto k. | marzo 17, 2005 en 03:13 a.m.
Creo que los `ps. son todos chantas. Que siembran ideas en la gente para luego, sacarle rédito.
ya que como dice el artículo el YO es inabarcable en sus experiencias pasadas, presentes y futuras. Ya que nunca nos detenemos.
Saludos, Walter
Publicado por: Walter Bonny | julio 13, 2008 en 04:49 p.m.
El yo es inabarcable, pero también lo son el Universo y el átomo.
Si una cosa existe (el átomo, el Universo, la mente), entonces es estudiable.
Se puede no estar de acuerdo con Freud como se puede estar en contra del conductismo, pero me parece un atraso estar en contra de estudiar la mente y la conducta del ser humano, de manera científica. Es lógico que la ciencia que estudie estos temas, se llame “ciencia de la mente”: Psicología.
La dificultad para acceder al cerebro como se accede a la cavidad abdominal, ha llevado al estudio de la mente humana en base a teorías difícilmente demostrables, pero no por ello faltas de honestidad, ni de método científico.
En las últimas décadas, las nuevas tecnologías, han permitido a la neurología nuevas formas de acceder al cerebro, que curiosamente han llegado a conclusiones que ya habían apuntado el psicoanálisis, la psiquiatría, la biología o la antropología.
Una nueva sociedad necesitaría de un hombre nuevo, y en la forja de este nuevo ser, los modelos de parto, crianza, educación, y el entorno cultural, son las verdaderas herramientas, sin las cuales volveremos a fracasar. Por ello, el dominio de estos temas es necesario.
Temo que el comentario de esta página no tiene ninguna objetividad, y simplemente refleja el rechazo prejuicioso y generalizado en nuestra sociedad española (y los prejuicios personales del autor), para la cual la salud mental no existe, o en todo caso es de importancia menor a la salud física, como si fuesen dos cosas separables. La salud y mental y al salud física son una sola cosa, la misma, y lo uno afecta a lo otro sin remedio.
Si la mayoría de los sicólogos son unos inútiles, quizá sea porque sólo han estudiado conductismo, porque entraron en la facultad sin vocación, como a la de Periodismo: en busca de un título fácil y de prolongar el estátus de “estudiante” y postergar la entrada al mercado laboral.
El conductismo, lo único que se estudia en nuestras facultades, es la psicología del liberalismo. Porque niega la existencia de la mente, la exitencia de causas de transtrono, la influencia del ambiente,la prevención, reduce al ser humano a un montón de carne, y evita la toma de conciencia del ciudadano. Las terapias humanistas son mucho más subversivas.
El alienado trabajador-consumidor (ya no ciudadano) que habita nuestra civilización liberal, se gesta en el parto, en la crianza, en la educación, a base de provocarle carencias en la infancia, que le convierten en un ser sumiso pero insatisfecho, listo para una vida de búsqueda interminable de satisfacciones, encauzado por la sociedad de consumo.
Publicado por: Antonio | agosto 26, 2011 en 02:37 p.m.