Repasar los debates educativos que se mantenían hace cien años en España nos permite observar con claridad el marco ideológico en que se mueve la enseñanza. ¿Para qué sirve?, ¿qué funciones desempeña?,¿favorece la emancipación o la obediencia?, ¿quién y con qué objetivo debe gestionarla?
Situémonos a principios del siglo XX. Políticos conservadores, Iglesia, liberales, republicanos y movimiento obrero pugnan por definir el campo de la enseñanza y garantizar que la educación de las clases populares se ajusta a sus pretensiones.
El obispo de Salamanca, en sesión del Senado del 15 de Julio de 1905, recordará a los conservadores que la acción educadora de la Iglesia “sostiene y consolida el orden político, ayudando, por una parte, eficazmente a la autoridad y mostrándose, por otra, amiga de las sabias reformas (...), imponiendo el respeto y la obediencia debidas a los príncipes”. Desde luego, la necesidad de mantener este mecanismo de control resultaba necesario, ya que recordaba “Las clases conservadoras deben despertar de su sueño y apercibirse a contener a las masas inmensas que, seducidas por errores incubados en las nebulosas inteligencias germánicas, y ya traducidas a un castellano brutal, se levantarán también en nuestra patria”.
La Iglesia encuentra su aliado natural en el Partido Conservador. Recordemos que Canovas encontrará en la acción divina la justificación a la desigualdad social y, en última instancia, a su programa político: ” Cuando las minorías inteligentes, que serán siempre las minorías propietarias, encuentren que es imposible mantener en igualdad de derechos con ellos a la muchedumbre; cuando vean que la muchedumbre se prevalece de los derechos políticos que se le han dado para ejercer tiránicamente la soberanía, buscarán dondequiera la dictadura y la encontrarán ( ...) Tengo la convicción profunda de que las desigualdades proceden de Dios, que son propias de nuestra naturaleza, y creo, supuesta esta diferencia en la actividad, en la inteligencia y hasta en la moralidad, que las minorías inteligentes gobernarán siempre el mundo”
En esta fecha el ministro de Instrucción Pública, Allendesaloazar, conservador, respaldando a la Iglesia, dirá que ”la enseñanza privada quedaría reducida, si tiene que aceptar los programas oficiales, los libros de texto y el examen anual a una mera repetición de la enseñanza oficial, lo cual atentaría contra la libertad de enseñanza”.
Mientras, los liberales señalan como la Iglesia y los conservadores tratan de utilizar la libertad de enseñanza como bandera para frenar el resto de libertades. Romanones (sesión del Congreso del 27 de junio de 1903) dirá: “No, por mucho que os afanéis, en vano será vuestro intento; la opinión liberal no os podrá creer, porque a todo el mundo extrañará que vosotros, los adversarios de todas las libertades, los enemigos de la libertad de pensamiento y de la libertad de ciencia, aparezcáis ahora convertidos en partidarios de la libertad de enseñanza. ¿Y por qué sois partidarios de la libertad de enseñanza? Porque esa es la única libertad que os aprovecha, y todos las demás libertades son para vosotros mortales enemigos; por eso la queréis, por eso la defendéis, porque creéis que al amparo de esa libertad, defendiéndola del modo que pretendéis defenderla podéis asestar un golpe de muerte definitivo a las demás libertades”.
Por su parte republicanos y socialistas tratan de fijar el papel del Estado como actor principal de la acción educativa, conscientes de la importancia de la enseñanza como espacio de construcción de la hegemonía ideológica. Así, el 2 de julio de 1903 el diputado republicano Vincenti dirá en las Cortes: “Lo que hay en el fondo de este problema es una cuestión de soberanía, porque la educación es una cuestión de poder y de gobierno, y no hay un estado bien organizado que no dirija la instrucción pública. El hecho ante el cual hay que rendirse es que la soberanía ha pasado de la Iglesia al poder civil, y con ella, y como un atributo esencial, la soberanía de la educación; porque el que educa domina, porque educar es formar hombres apropiados a la vida del Estado”
Mientras, los anarquistas trataban de encontrar espacios propios para la clase obrera al margen del Estado y la Iglesia: “Si con la pedagogía moderna pretendemos preparar una humanidad feliz, mediante haberla librado de toda ficción religiosa y de toda idea de sumisión a una necesaria desigualdad económico-social, no podemos confiarla al Estado ni a otros organismos oficiales, siendo como son sostenedores de los privilegios, y forzosamente conservadores y fomentadores de todas las leyes que consagran la explotación del hombre” (Ferrer i Guardia, pedagogo, fundador de la Escuela Moderna, fue fusilado en 1909, bajo el gobierno del conservador Antonio Maura)
* Las frases están sacadas del libro "Arquología de la escuela", de Julia Varela y Fernando Alvarez-Uría, publicado por La Piqueta, a excepción de la frase de Cánovas, citada en el libro Mundo Hispánico, de 3º de BUP Geografía e Historia, 1989, Ediciones SM.
Muy bueno. La verdad es que el debate actual se mueve en terminos parecidos. Nunca se oye a la Iglesia hablar de libertad... excepto para hablar de libertad de enseñanza, lo cual es bastante absurdo.
Por lo demás habría que ver la reacción de Canovas o de la Iglesia si en 1905 se hubiera creado alguna escuela privada que educara a sus alumnos en los principios del socialismo, igual que ellos lo hacían en el catolicismo. Yo intuyo que se olvidarian de la libertad de ensñanza rapidisimamente... :)
Publicado por: marco | abril 26, 2005 en 08:00 a.m.
La reacción la conocemos (está en el propio texto): fusilamiento del fundador de la Escuela Moderna(Ferrer i Guardia)
Publicado por: lipe | abril 29, 2005 en 07:15 p.m.