Una de las gracias del veranito es sacar ratitos para la lectura, y algunos de los libros que he podido leer son de esos que nada más terminarlos uno quiere salir corriendo a recomendarlos: uno es El sindicato de policía Yiddish, de Michael Chabon (autor de un libro aún más recomendable, vamos, imprescindible, Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay), y otro, El día de la Independencia, de Richard Ford. Ambas son obras ambiciosas, largas, y que valen la pena. Otra lectura, tan ambiciosa que resulta inabarcable, y solo puede leerse de manera fragmentada, es La horda de oro (descarga gratuita aquí), de Nanni Ballestrini y Primo Moroni, que trata de abarcar las múltiples expresiones del movimiento contestario italiano de los años 60 y 70.
Lecturas prescindibles de este verano han sido, claramente, La solución final, del propio Chabon, y La última oportunidad, del propio Ford. Ambas son novelas cortas, ambas han sido decepcionantes, aunque es posible que el error sea del lector: quizás no sea bueno animarse con un autor y empezar a leer libros suyos de forma sucesiva, y más aún si se pasa de obras de enorme alcance, que crean o recrean contextos narrativos propios, frente a novelas menos ambiciosas. Otra lectura, también prescindible, ahora un ensayo, ha sido Las leyes de la simplicidad, de John Maeda: desde mi perspectiva, una acumulación de ideas que casi cualquiera que tenga algo que ver con el diseño de producto ha tenido en la cabeza alguna vez, con un tono que en ocasiones resulta pretencioso, apenas sustentado en una sucesión de anécdotas, de forma que no consigo entender cómo se ha constituido en una referencia más allá del prestigio previo del autor. Ahora bien, es posible que me esté equivocando, ya que es fácil encontrar en la web otros lectores del libro que no comparten en absoluto esta valoración.
También han servido las vacaciones para disfrutar de blogs ya conocidos pero sobre los que puede volverse más despacio, o encontrar algunos nuevos. Recomendaciones, pues: lo mejor escrito sobre deporte, con un humor cañero y unos comentarios que casi superan a los post originales, aquí. Elegante, puñetero y certero, el blog de Jesús Gomez, de La Insignia. Densito, cargadito, enormemente aprovechable, aunque exige tiempo y atención, Así se fundó Carnaby Street. Completamente compartido, el repasito que dan aquí a otra de las lecturas recientes, el libro de memorias de José Ribás, "Los 70 a destajo. Ajoblanco y Libertad". Y por supuesto, el regreso de don César Astudillo, casi ná.
Hola. No creas que estoy tan en desacuerdo respecto a lo que comentas del libro de John Maeda. A mí me resultan sugerentes las ideas que hay detrás (sentido común la mayor parte de las veces) y me ayudan a sacar, a su vez, nuevas ideas. Desde luego que el libro puede tener, perfectamente, sus detractores.
No sé, yo al final me quedé algo raro con el librito.
Publicado por: Julen Iturbe-Ormaetxe | septiembre 18, 2008 en 05:59 p.m.
Hola
Me pasé todo el libro esperando encontrar la justificación del tiempo que lleva leyéndolo, y me quedé con una sensación final de apenas llevarme un par de ideas.., menos mal que es realmente corto
Saludos
Publicado por: lipe | septiembre 18, 2008 en 10:45 p.m.