Breve comentario de las lecturas realizadas este verano y en septiembre (dando por hecho que no volveré a tener tiempo de leer hasta dentro de...).
- La misteriosa llama de la Reina Loana, de Umberto Eco. El libro fallido del verano, para qué engañarnos. Será que no comparto el universo referencial de la infancia del autor, sobre el que pivota toda la argumentación, y por tanto, me satura. Será que me parece tramposo el modo en que la mujer del personaje, casualmente psicóloga, de forma poco sutil nos ubica en la naturaleza de la enfermedad de su marido. Sea lo que sea, el caso es que finalizó por aburrirme soberanamente.
- Anatomía de un instante, del a mi juicio merecidamente premiado Javier Cercas. Bien escrito, con esa capacidad tan anglosajona de bajar a los detalles y de inmediato establecer un marco mucho más ambicioso, exhaustivo, que logra construir (o describir) 5-6 personajes memorables,..., y sobre todo, un libro español, sobre historia reciente de España, con el que podrás o no estar de acuerdo en las tesis que mantiene, pero que atiende a un pasado lo suficientemente cercano como para tener impacto en el ahora. El único pero: creo que abusa de navegar entre dos aguas al no querer definirse entre la novela o el ensayo. No quiero decir que el lector se resienta de esa ambigüedad (ejerce claramente de ensayo), si no que al inicio pareciera que el autor quisiera cubrirse las espaldas.
- Evangelio según Jesucristo, de Saramago. Tuve en los primeros años universitarios un "atracón" de Saramago, que me dejó saturado hasta recientemente. Cada vez que trataba de acercarme a él, el mismo estilo que me fascinó tiempo atrás me resultaba cansino. Al volver unos pocos años después, la lectura me ha resultado agradable, pero claramente inferior a la experiencia de, por ejemplo, La balsa de piedra. Y la verdad es que no tengo muy claros los motivos.
- El tiempo envejece deprisa, de Antonio Tabucchi. Centrado en la vivencia del tiempo, me ha dejado una valoración mixta: algunos cuentos espectaculares (El Círculo), otros bastante planos y previsibles como "Nubes" (aunque hay comentarios que justamente lo destacan positivamente), y una traducción un tanto compleja de mi ex-compi y querido Carlos Gumpert.
- Principiantes, de Carver. La gran lectura del verano, junto con Anatomía. Un libro que logra que, encontrándote en medio de un viaje en el extranjero y sospechando que el siguiente no va a agradarte tanto, comiences a frenar la lectura para poder disfrutarlo más tiempo. El nivel general de los relatos es altísimo, pero el propio Principiantes, Diles a las mujeres que nos vamos, Si ello te place y Algo sencillo y bueno, son realmente impresionantes: alguno te introduce tensión y malestar en vena, otro te golpea en la cara, todos dejan una huella. Al parecer, el libro es la versión original de los escritos de Carver, que su editor Gordon Lish "depuró" para hacerlos más directos en De qué hablamos cuando hablamos de amor, lo que no deja de sorprenderme ya que los cuentos ya son tremendamente directos.
- Acción de gracias, de Richard Ford. De nuevo, el personaje de Frank Bascombe, que me acompaña los últimos tres veranos, a libro de la trilogía por año (después de "El periodista deportivo" y "Acción de gracias"), y la verdad es cada vez con más cariño e identificación hacia el personaje. El socio tibetano convertido al sueño americano, la ex-mujer que tiende sus trampas con chantajes emocionales, el hijo chiflado, la hija definiéndose, la más reciente ex-mujer, la próstata y sus tratamientos,..., crean un escenario en el que se maneja un personaje al que, libro a libro, entiendes y te hace pensarte cada vez más. Por cierto, hubo un tiempo en que andaba leyendo en paralelo a Carver y Ford, lo que acababa degenerando en cierta confusión, ya que la actitud que exige una lectura u otra no tiene nada que ver (mucho más exigente Carver, más relajada Ford, aunque quizás te cueste dejar pasar alguna frase particularmente brillante).
- Desde el otro lado del espejo, de Toni Segarra, conocido publicista (autor, por ejemplo, de esto), quizás el mejor de la historia en España. Se trata de una recopilación de artículos y charlas/discursos, lo que si bien le da una interesante diversidad, lo hace reiterativo en ocasiones (ya que algunas temáticas o ejes tienden a reiterarse). Aborda cuestiones como la historia de la publicidad, tanto a nivel internacional como español,la situación de la publicidad y el impacto de lo digital o el rol de la investigación. En relación al primer tema, me llamó la atención como argumenta (aunque, sinceramente, ahora tengo la duda de si lo leí o se lo escuché una vez en directo), que la publicidad tuvo que reconvertirse a vender "estilos de vida" cuando les resultó imposible, debido a la progresiva complejidad de los medios, determinar claramente qué impacto tenía en ventas las acciones publicitarias. En relación a la investigación, clásica "rival" de los creativos (siempre ha jugado el rol de someter al criterio del consumidor las creatividades, muchas veces de una forma que simplemente las empobrecía, ya que el discurso social es siempre conservador y la investigación acababa por limitar los elementos más rupturistas de la publicidad), me llama la atención como dice sentir cierta envidia del momento "sacerdotal" del investigador, cuando legitimado como portador de la "voz del consumidor", somete a crítica la creación del publicista. Y me llama la atención, no porque no lo haya visto ni comparta su análisis de fondo, sino por la envidia que dice sentir: al menos como yo lo vivo, justamente el momento de presentación es un momento de "ansiedad", en el que todo el proceso de recogida de información y análisis queda sometido a escrutinio y puede verse en cuestión. Inseguridades mías, será. Al margen de estas cuestiones, un libro entretenido.
Esta muy interesante este blog...
Publicado por: sara | octubre 21, 2010 en 04:19 a.m.