Visto las reacciones más habituales en la izquierda, empecemos aclarando cuestiones previas:
- El impacto final del techo de endeudamiento depende de la letra pequeña que lleve asociada. Como indican aquí, podría encajar perfectamente en un modelo keynesiano, permitiendo cierto margen de endeudamiento en momentos de contracción.
- Debe votarse: sí, parece pertinente. #Yoquierovotar , también. Eso sí, dependiendo de la letra pequeña, puede llegar a significar que votase con quiénes no he votado nunca, pero sí, debería votarse. Si es a través de un cambio en la Constitución, desde luego.
- Va a traducirse en un ajuste de los gastos sociales, al 99%: es el horizonte que se vislumbra, pero no necesariamente debería ser así. Podría subirse impuestos, por ejemplo. No lo esperamos del PPSOE, pero sí, en teoría podría ser. Hagamos que pierdan las elecciones del 20N y usemos su instrumento con otros objetivos.
- Nos cabreará que haya artículos de la Constitución que no se cumplan, que haya otras demandas más justas a incorporar, que nos hayan vacilado con la "sacrosanta" Constitución,...., lo que queramos, pero eso es secundario (o al menos, en la práctica, irrelevante). También es secundario que sean unos chapuzas, que dé vergüenza Rubalcaba, ZP y demás...
La cuestión de fondo es si tiene sentido poner un límite al endeudamiento, y desde una perspectiva de izquierda, mi impresión es que sí. Vamonos a los clásicos. Ya Engels (hablo de memoria, creo que en La situación de la clase obrera en Inglaterra, aunque lo mismo era el tito Karl o cualquier otro en cualquier otro sitio) destacaba una cuestión que ahora puede parecer anecdótica alrededor del momento de la migración de los afectados por las Enclosure Acts (la desaparición/privatización de las tierras comunales en Inglaterra, que movilizó mano de obra agrícola en condiciones precarias para la floreciente industria británica): curiosamente, cuando esta masa de población llegaba a los infraviviendas cercanas a la industria, pagaban su alquiler por adelantado (es decir, a primeros de semana o mes), mientras que cobraban a final de semana o mes. Desde ahí, como Engels observaba, se producía una situación de dependencia que limitaba la organización obrera: ese mecanismo tan básico que implica una subordinación, se ve agigantado hoy, con un sistema socioeconómico basado en el crédito y el consumo.
Llevado a hoy y a la macroeconomía (o a la economía política), el paralelismo es obvio: un país basado en el endeudamiento pierde su soberanía. No me importa la perspectiva nacionalista (aunque no deja de ser curioso que a la derecha esto le dé igual), pero sí soy consciente de que la pérdida de soberanía ahora mismo se traduce en pérdida de derechos (de no ser así, regalo soberanía nacional, no la quiero para nada). Se dirá, y se dice, que la macroeconomía no es microeconomía, y que un país puede necesitar endeudarse en momentos puntuales de contracción: es cierto, por eso es importante el mecanismo concreto que se defina, pero como marco general es válido. Como puede verse en el caso chileno (dónde los estudiantes están siendo legitimados por el 80% de la sociedad a pedir la mejora de la educación pública gracias a que Bachelet dejó unas cuentas tremendamente saneadas: si estuviesen en nuestro contexto, el apoyo sería mucho menor), cuando tienes tasas de ahorro, puedes mejorar (o al menos plantear políticamente una mejora) tus servicios sociales. Si no es así, los intereses por la deuda se comen todo el crecimiento del PIB y no tienes margen para sostener el estado del bienestar, por muy raquítico que sea. En resumen, deuda es sumisión y finalmente también deterioro de los servicios sociales: control de la deuda es autonomía y margen para presionar políticamente para la mejora de los servicios sociales.
A largo plazo, y desde otra perspectiva, lo que nos "regala" esta oportunidad a la izquierda es cuestionar los pilares del capitalismo de ficción y sus consecuencias: cuestionar la política de endeudamiento, aunque sea en un primer momento a nivel de la administración pública, significa cuestionar el crédito, y si cuestionamos el crédito, que es la gasolina del capitalismo, cuestionamos la dinámica insensata de consumo, que es el actual elemento vertebrador del capitalismo.
Pensemos en el caso de las Administraciones locales: un control y límite (con sus sistemas de evalución y estimación para años venideros) de la deuda haría inviable proyectos faraónicos que endeudan por generaciones a los ciudadanos. No más obras de Calatrava, no más parques temáticos participados, no más aeropuertos vacíos, no más AVE´s sin pasajeros, .... Potencialmente se podría acabar con la dinámica de trasladar al futuro la responsabilidad, se evitarían monstruosidades urbanísticas,..., siempre financiadas por el crédito y justificadas por sus hipotéticos rendimientos futuros.
Si somos capaces de exigir y obtener transparencia (en Suecia existe un organismo fiscalizador del control de la dueda que hace público en detalle los datos: se trata de un nuevo ámbito para los activistas de opendata) nos encontraríamos en un escenario ideal: un marco legal explícito, una opinión pública atenta y una dinámica de control, es decir, una democracia más robusta. Y por otro lado, con un cuestionamiento social de la locura del crédito que acabaría por trasladarse a individuos y empresas. Sin duda, no es este el objetivo que persiguen quiénes impulsan la reforma constitucional, pero nos abre una oportunidad que puede encajar con los principios de la izquierda en diferentes planos.
pd1: La capacidad del poder para alimentar el 15M es digna de estudio. Ahora le plantea como objeto de debate la Constitución, de forma que se planteará el carácter constituyente del propio movimiento, nuevos objetivo, nuevo alcance, nuevo vuelo, nueva ambición. Gracias!
pd2: En relación a todo esto, por si alguien quiere ver un estudio sobre la relación entre el crédito y la actitud ante la crisis, aquí lo tiene Umm, me encantaría poder hacer un estudio sobre qué se entiende por dinero, finanzas, crédito,...
Menos mal. Pensaba que nadie más en la izquierda tenía dos dedos de frente...
Publicado por: Maserna | agosto 24, 2011 en 09:49 a.m.
Interesante reflexión sobre el fenómeno capitalista y su verdadera gasolina (el crédito y la deuda que genera.)
Publicado por: Perez_ferrer | agosto 24, 2011 en 08:46 p.m.
La reflexión es buena. Efectivamente limitar el déficit puede ser una buena medida. Pero dicha medida debe venir acompañada de un aumento de los impuestos a las rentas del capital, persecución del fraude fiscal y de la corrupción, recuperación del impuesto de patrimonios, aumento de los tipos para las SICAV, lucha contra los paraísos fiscales, etc... si lo que pretendemos es que el Estado sea capaz de cubrir sus gastos de forma eficiente. Porque de lo contrario, esta medida sólo servirá para que los próximos recortes de nuestros salarios, Estado de Bienestar y de derechos, sean constitucionales.
Y yo, de momento, no he oído ninguna de esas medidas en el debate parlamentario. Así que yo, de momento, me opongo a dicha reforma.
Sé que se lo pasarán por el forro de los cojones, como yo me iré pasando por el forro de los míos la escasísima confianza que aún tenía en las instituciones...
Publicado por: felipe | agosto 25, 2011 en 10:26 a.m.
Punto1) Me parece curioso que antaño se pidiera el mes de alquiler por adelantado, y los empresarios pagaran a mes vencido. Sí que hemos avanzado...
Punto2) Siempre nos encontramos con las mismas reducciones de debates puestos al microscopio. La cuestión no es que la izquierda acepte o no el techo, es que debe aceptarlo si, y sólo si, esa medida conlleva otros retoques constitucionales, y medidas de ajuste: aumento de los impuestos a las clases altas...
Punto3) En Francia las clases altas piden que se les suban los impuestos. Resulta que el mercado no es tan global cuando la crisis también es global. Nos encontramos que, o los brasileños, los chinos y los indios se sacan una clase media de debajo del sobaco, para que consuman a espuertas, o hay que acordarse del Fordismo y volver a repartir canicas para que se pueda seguir jugando.
Punto4) La izquierda está muerta. No sabe por dónde le viene el viento. No tiene claros sus objetivos (ni si los tiene) y se han instalado en el cortoplacismo con toda comodidad. Creen que lo de la lucha de clases es una representación teatral de uno de mayo. No saben seducir a los suyos, como para seducir al rival buscando pactos.
Punto5) No hablemos del problema endémico en este país de la opacidad de la Transición. ¿Qué van a pedir que se audite?, ¿Con qué autoridad moral? Auditoría histórica (de la que deviene la económica) primero, y luego vemos.
Punto6) Me flipa el ejército de personas que llevan décadas con una "escasísima confianza en las instituciones". Gente casi-encabronada, casi-hastiada. A ver qué tiene que pasar para den un puñetazo en la mesa de una jodida vez.
Publicado por: Alberto | agosto 25, 2011 en 08:29 p.m.
Por lo que os leo, parece que estamos de acuerdo la cuestión parece ser la incapacidad que tenemos para forzar las condiciones concretas. La cuestión es que tampoco tenemos capacidad para forzar las condiciones aunque no hubiese techo de deuda, y al menos esta iniciativa del PPSOE nos abre varios flancos interesantes (la propia constitución, el control del gasto, la actitud a nivel social ante el crédito,...).
Publicado por: felipe (el del blog) | agosto 25, 2011 en 08:57 p.m.
La explicación teórica del artículo choca con la realidad: en la práctica _todos_ los países del G7 menos los USA (Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón y Reino Unido)en el 2010 estaban más endeudados que España (wikipedia en EN) . Los USA tienen un nivel de deuda muy similar, unas décimas inferior.
Según el razonamiento del post deberían estar sufriendo una pérdida de soberanía y no se les nota demasiado aunque algo sí.
Además mirando la lista de países ordenada por nivel de deuda pública no parece haber mucha relación entre nivel de endeudamiento y nivel de respeto a los derechos de los trabajadores.
Y es que la crisis no es una crisis de deuda pública es una crisis causada por la especulación en los mercados financieros en los que al deuda pública es una parte, pero no la parte principal. La crisis y su supuesta relación con la deuda es lo que se está usando como argumento para limitar derechos de los trabajadores.
El limitar la deuda deuda pública con criterios de cantidad exclusivamente es como intentar sanar a un obeso diciéndole que rebaje sus calorías pero que da igual lo que coma: todo helados si quiere y que con eso mejorará su salud. O incluso diciéndole que gaste menos dinero en cosas superfluas incluido en médicos nutricionaistas y comida sana.
Vamos que me da que lo que hay que limitar es más bien la especulación en los mercados financieros y las maniobras de una pequeña parte de la población para enriquecerse sin límite y sin vergüenza. Ellos son los que están amenazando la soberanía de los estados y lucrándose con la perdida de de derechos y nivel de vida de la población en general.
Publicado por: Anónima | agosto 28, 2011 en 10:27 a.m.
Hola Anónima
Umm, lo que llamas explicación teórica no hace referencia al % de deuda, sino al coste de la nueva deuda (el tipo de interés, la prima de riesgo, como quieras llamarlo o medirlo). Ahora mismo, aunque haya países con más % de deuda, el problema es que el coste de seguir contrayendo deuda nos sale a nosotros más alto (por diversidad de motivos, que quizás compartamos o quizás no, pero que llegados a este punto dan igual). Además, el problema no es de comparativa: ya con el coste que representa para nosotros es suficiente para considerarlo, pase lo que pase en Italia o USA.
Indicas también que el origen de la deuda es la especulación de los mercados financieros. En relación a esto:
- Siendo en general cierto, me da igual llegados a la situación en la que estamos. No hemos tenido fuerza política para que la crisis financiera no la pagase el Estado: ahora mismo ya es una crisis genérica en la que los costes de la deuda pública son un elemento decisivo del escenario.
- En el caso español, el peso de la deuda de los particulares es alto. Y eso tiene que ver con la burbuja inmobiliaria y por esa droga que es el crédito. Por eso insisto en la idea de que cuestionar la capacidad del Estado para endeudarse es un paso, pequeño, lateral, secundario, pero un paso, para cuestionarnos la dinámica de consumo.
Por supuesto que tras todo esto se percibe un futurible recorte de derechos, pero eso lo iban a intentar hacer igualmente con o sin techo de deuda: ¿tendremos fuerza para evitarlo, para hacer la variable ingresos (impuestos, empresas públicas)?. Lo que nos ofrece hacer del endeudamiento un tema de debate social es poner en cuestión determinados gastos de las administraciones (y no me refiero a los sueldos de los funcionarios, si no a ave´s sin pasajeros, ayudas a clubs de fútbol, aeropuertos sin aviones,..., multitud de cuestiones que desde la izquierda deben y puedes cuestionarse), y de forma más general, la locura del crédito: una sociedad a crédito es una sociedad sumisa.
Publicado por: felipe (el del blog) | agosto 28, 2011 en 10:40 p.m.
El techo de gasto, es la consecuencia de una clase politica, irresponsable, dentro de un sistema que permite todo, ante la imposibilidad de poner coto a tanto desproposito, parques tematicos, obras faraonicas que multiplican por 5,6,7 sus presupuestos iniciales,los paises mas serios antes de iniciar politicas fiscales y economicas necesarias a nivel europeo, han exigido techo de gasto constitucional, esa es la cuestión, creo que la unica manera de poner coto a tanto dislate economico, vayan a la Ciudad de las Ciencias en Valencia y verán como para jugar al tenis, en un territorio donde casi nunca llueve son capaces de gastarse lo que no tienen. cuando existira retorno social y economico en esa y en tantas inversiones, NUNCA, quien pagara esas deudas la ciudadania con impuestos, ¿quien se beneficio y mucho?, constructores, comisionistas, etc. etc.
Publicado por: JAS | septiembre 01, 2011 en 11:50 p.m.