Como no escribo mucho, vamos a hacerlo a lo grande: en un mismo post, geopolítica, el consumo como desideologizador y una mirada a la Europa del Sur de hace treinta años...., casi ná, a ver qué sale.
En los 70´s, el flanco sur de la OTAN era enormemente inestable. Portugal, con su revolución, la incógnita post-franquista española, Grecia finalizando la dictadura de los Coroneles (continuidad de una masacre sobre la resistencia antifascista de finales de los 40´s), Italia recurriendo a Gladio para evitar la llegada al poder del partido comunista más fuerte de Europa Occidental..., incluso podríamos pensar en ese Miterrand que accedió al poder con un programa de nacionalización de la banca.
La estrategia (no quisiera decir deliberada, más bien el cúmulo de actuaciones) para "normalizar" el Sur de Europa tuvo varios planos interrelacionados:
- A nivel internacional, integración en la CE (y OTAN, lo que implica un considerable alineamiento de los ejércitos nacionales con otros centros de toma de decisión más allá del país, lo que implica nuevas fidelidades) y acceso a subvenciones. A la inversa, disponibilidad de nuevos mercados por colonizar para los países "occidentales".
- Apertura del mercado (desembarco de multinacionales) y desarrollo de una sociedad de hiperconsumo (crédito facilitado, sobre-exposición publicitaria, subvenciones en forma de fondos de cohesión,...), acompañada de elementos básicos del Estado del Bienestar.
- Democracia representativa y partidos socialistas fuertes (y allí donde lo eran menos, resultaban en todo caso decisivos, incluso en Italia, como bien recuerda Juliana, ), con fuertes anclajes con los medios de comunicación. El partido socialista (en España, Portugal y Grecia al menos; Italia, con su tele-democracia, recorre el mismo camino por una ruta distinta) como el "interfaz" entre las demandas populares de cada país y el marco tolerado -y fomentado- por el capital internacional (insisto, no hablo en términos de intencionalidades, hablo de procesos), desarrollando una dinámica de modernización que los inserta, como países periféricos y eminentemente subordinados, en unos mercados globalizados y les aleja de cualquier otra alternativa sociopolítica.
Poniéndome en modo "gurú", creo que en treinta años la actual oleada de intervención se verá como la segunda vuelta de aquella dinámica de "normalización". Ahora, como países ya insertados - y mercados asimilados - pero periféricos, alejados de veleidades autónomas, la dinámica del capital (radicalmente distinta a la de los años 70´s, sin necesidad de compromiso alguno hacia el Estado del Bienestar y centrada en lo financiero) les recuerda su carácter subordinado y su escasa capacidad de intervención en los flujos globalizados. Se acabó el acceso fácil al crédito (que es la gasolina del consumo, siendo éste el más potente desidelogizador), finaliza cualquier anhelo de acercarnos a las coberturas sociales y a la cohesión de los países centroeuropeos, y se nos fuerza a tratar de encontrar un rol en los mercados globales vía devaluación social (ya que monetaria no es posible).
pd: y por cierto, no creo que el discurso sobre innovación, creatividad y emprendedores nos vaya a dar un hueco confortable bajo este sol implacable. "El origen de la crisis es estructural, y la innovación no supone una alteración de esa estructura: habrá países que logren alguna ventaja competitiva, igual que quizás la tengan quienes estén dispuestos a abaratar la mano de obra, pero no repercutirá en las motivaciones, ni en las soluciones, a la crisis."
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