Bueno, con algún añadido de lecturas primaverales:
- La mano invisible, de Isaac Rosa. Lectura muy recomendada por amigos, a la que me acerqué con enormes ganas. Es ambiciosa, se acerca a un tema apenas tratado con un enfoque original. Magníficamente escrita y, sobre todo, estructurada, valiente, sorprendente, impecable, sin llegar a caer en clichés o resultar excesivamente explícita como le ocurre a veces a mi idolatrada Gopegui..., pero fría. A los personajes les ocurre lo mismo que pasa a los actores económicos en los modelos econométricos (basados en el supuesto carácter autoregulador que la mano invisible ejecuta en el mercado): resultan fríos y artificiales. No falsos, ni inverosímiles, pero sí inexactos a fuerza de irreales. En todo caso, dicho esto: no he leído mejor novela española actual que La mano invisible (tampoco soy lector habitual de novela española reciente, oigan).
- La Segunda Guerra Mundial, de Raymond Cartier. De esos libros familiares que heredas, lectura a la que vuelves cada 2-3 años. Dos volúmenes, una maravillosa edición, fotografía, detalle y perspectiva, exhaustividad. Si te interesa el tema, la mejor lectura.
- La gran transformación, de Rafael Poch, sobre la desaparición de la URSS. Me gusta Poch en La Vanguardia, escribiendo sobre China o Alemania. Pues oigan, una vez leído, al nivel de Enric Gonzalez, por nombrar a alguien de referencia. Bien escrito, argumentado, del detalle a la reflexión global. Y el tema, de enorme interés: la cáscara vacía de la nomenclatura, deseosa de pasar de gestora de los bienes del Estado a ser directamente propietaria (dinámica prevista 70 años antes por Trotski), el zapaterismo de Gorbachov, causando primero la sorpresa y luego casi la risa de sus homólogos de la OTAN, Yeltsin borracho antes de llegar a las cumbres internacionales para "asumir" su sensación de "paleto inferior", la aplicación de las fórmulas del FMI desangrando al país y creando una élite multimillonaria gracias a sus conexiones directas con el poder, más de 100 banqueros asesinados en 2 años (dos terceras partes de ellos por sus guardaespaldas), las estafas piramidales, ingresos por privatizaciones menores a los de Hungría, ... Y algunas frases aplicables a nuestro entorno: "No era la rebelión la que crea el vacío, sino que el vacío abría las puertas a la rebelión".
- Matadero Cinco, Kurt Vonnegut. Uff, palabras mayores. El humor del Autoestopista Galáctico + ternura abrumadora.
- Correr, de Jean Echenoz. Biografía (o no), de Emil Zátopek, el corredor checoeslovaco. Leyendo la sinopsis, al parecer el propio autor pretende que no sea una biografía, si no algo más, al parecer una narración que trata de reproducir los ritmos de una carrera, acelerando, frenando, rompiendo el ritmo. Pues esa sería la intención del autor, pero ni lo consigue, ni el tono con el que simula dirigirse al protagonista (el propio atleta) resulta apropiado, ni finalmente logras entender, comprender sus compartamientos. No es por tanto una biografía, efectivamente. Y tampoco logra ser otra cosa.
- El adversario, de Emmanuel Carrère. Basada en los asesinatos de Jean Claud Romand, una tremenda historia que bien vale la pena leer. La historia de un hombre sin historia, que aparenta ser lo que no es ante amigos y familia (aunque no para ocultar nada, excepto vacío) para terminar matando a esposa, hijos y padres: hasta aquí, la parte más conocida del caso (que ha dado lugar a películas y fue bastante célebre). Sin embargo, a mi juicio, más allá de la crueldad y extrañeza del caso, particular interés reviste lo que ocurre en el juicio y a partir de él. Y no cuento nada, que sería spoiler completo. Recomendable en todo caso.
- Chicos prodigiosos, de Michael Chabon. El único "pero" serio que puede ponerse a este libro es que el autor es capaz de escribir El sindicato de policía Yiddish y Las fabulosas aventuras de Kavalier y Clay, es decir dos novelas más ambiciosas, más cerradas (aunque una de más alcance que la otra") y menos dispersas. En Chicos prodigiosos abre quizás demasiado frentes que no logra cerrar, pero sigue manteniendo el sentido, mientras que personas y diálogos sustentan y logran evitar que la diversidad de situaciones y la dispersión resulte excesiva. Recomendada.
- La conquista de lo cool, de Thomas Frank. Como subtítulo, "El negocio de la cultura y la contracultura y el nacimiento del consumismo moderno", ahí es nada. Muy buen libro, con una tesis más rica, y creo que certera, que la chorrada de "la publicidad nos manipula" o la más elaborada de "existe una sintonía entre trabajadores del conocimiento - por ejemplo, publicistas- y ciertos valores que transmiten de forma no necesariamente consciente en la difusión de sus mensajes, contribuyendo a transmitir ciertos valores -como pasó entre los pioneros de la informática de los 70´s, exhippies que encontraron puntos en comín con las Reaganomics). Más bien, se trata de una confluencia de contexto socio-económico y necesidades/oportunidades de diferenciación dentro de mercados concretos (en este caso, el publicitario): así, un tono publicitario cercano a un nuevo contexto social (68´s, en el caso del libro de Frank) es, tanto una respuesta natural de los nuevos publicistas, como una demanda de los anunciantes, a la vez que, y sobre todo, una potente estrategia de diferenciación entre agencias publicitarias (posicionándose como la que "mejor sabe hablar el nuevo lenguaje"). No se trata pues de una estrategia burda de "apropiación" de nuevos lenguajes y signos (no es poner una asamblea del 15M en un spot de Movistar), es más bien un encuentro entre lenguajes sociales (que los publicistas recojen), necesidades de los anunciantes y estrategias de diferenciación de las agencias. De hecho, creo que en mi sector, el rollito "co-creación" no deja de ser lo mismo. Al margen de que trataré de elaborar un post específico sobre el tema, buen libro, interesante para conocer la historia de la publicidad en USA y a la vez interesantes tesis sobre cultura, movimientos sociales y publicidad.
Otras tandas de lectura:
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