Verano con bastante tiempo para leer…, y encima con bastantes aciertos en la selección.
- Italo Calvino: dos lecturas del tirón “El Vizconde Demediado” y “El Caballero Inexistente”. Lectura ágil, entrañable, ideal para días calurosos con pocas neuronas disponibles. Particularmente adecuado si los lees en medio de pueblitos italianos en los que es fácil imaginarte la narración. “El Caballero Inexistente” lo leí en un ejemplar de la biblioteca: un entretenido lector previo había ido anotando todo un análisis sobre el libro (construcción de personajes, estructura narrativa, cambios en la voz del narrador…), lo que daba a la experiencia de lectura una metalectura bastante curiosa.
- “Zikek presenta a Robespierre. Virtud y Terror”. Edición tramposa de Akal: ni cubierta ni contracubierta dan a entender que del conjunto del libro no más del 20% es texto de Zizek. El resto son cronologías y textos de Robespierre. Quizás interesante (no demasiado en mi caso), pero claramente engañoso.
- “Promesas de Papel”, de Philip Coggan. Una de las lecturas del verano. Recomendación “liberal”, pero muy interesante: una historia del dinero (la parte más interesante) que desemboca en un análisis de la crisis y su posible evolución desde una perspectiva monetaria: justo el “arco de bóveda” de buena parte de las crisis del presente, desde la evolución de la UE a la posible evolución del independentismo catalán. Buen complemento, desde otra perspectiva, de El Minotauro Global de Varoufakis que reseñé hace no mucho. http://divergencias.typepad.com/divergencias/2014/04/tres-lecturas-de-semana-santa-pirenne-chaves-nogales-y-varoufakis.html
- “El largo adiós”, de Raymond Chandler. Gloria a Philip Marlowe. Chandler hace con el lector lo que quiere. Y lo disfrutas.
- “La esperanza”, de Malraux. Ha sido verano de muy buenas lecturas. Esta, quizás, la mejor. La más hermosa y dolorosa, la de más alcance. Talavera, la sierra de Madrid, la plaza de Cataluña en BCN, Toledo, sitios conocidos y paseados, que a partir serán recorridos con otro mirada y otra sensación. Españolito, españolito, por favor, lee La esperanza.
- “Chavs”, de Owen Jones. Uno de los libros “de moda”, y realmente es recomendable. En el fondo, tan solo 3-4 tesis relevantes, más una buena argumentación, unos pocos datos y testimonios recogidos con un formato muy periodístico. No se trata de un “cojoensayo” sesudo, y como pasa con frecuencia con autores anglosajones, no lo necesita para ser una lectura interesante.
- “Poemas del lugar y la circunstancia”, de Bertolt Brecht. Llevaba mucho tiempo detrás de este libro y lo encontré en el Péndulo de Condesa, en DF. Ya solo por eso, ración doble de cariño a un libro de uno mis “mitos” de referencia (y sí, defiendo tener mitos, casi al nivel de un adolescente: fantaseados, irreales, lo que se quiera, pero pon un mito y tendrás un modelo). El libro recoge poemas ordenados por temática (lugares y circunstancias). Eso quizás haga irregular su calidad ya que abarca distintas épocas, pero a cambio mantiene un tono cercano, afectivo…, y como los lugares y las circunstancias cambian tanto en alguien que sufrió exilio y regresó a su Alemania, la lectura avanza con la vida de Brecht. Interesante también el prólogo de José Muñoz Millanes.
Por el camino también, lectura de picoteo (a ratos, página sí, página no), de “La inquietud por la verdad”, entrevistas a Foucault, y “Así hablo Zaratrusta” (Nietzsche). Ha sido de picoteo, ya que ninguno me ha enganchado como para leerla del tirón. En el caso de Foucault, siendo un libro que recopila entrevistas, siempre aporta puntas de análisis interesantes. Sin embargo, quizás he alcanzado el grado de saturación: todo lo leído me era demasiado familiar, como el colega que te cae bien pero que no te cuenta nada nuevo y ya te sabes todos sus chascarrillos: mola verle de vez en cuando, pero tampoco te lleva muy lejos. También es lógico, al fin y al cabo lleva 30 años muerto. Y Nietzsche, un poco parecido (más la horrible sensación de “¿esto hace 20 años me lo tomaba al pie de la letra?”). Como experiencia de lectura, curioso irlos picoteando en paralelo y ver las menciones de Foucault sobre cómo Nietzsche le abrió rutas que el marxismo y la fenomenología le cerraban.
Comentarios