Ya se sabe, el verano y las vacaciones, ese momento de pensar proyectos... proyectos que rara vez llevarás a cabo pero que durante unos días te regalan un desafío y una inquietud. Como en mi caso no aplican los coleccionables ni el gimnasio, a mi cabecita le ha dado por pensar qué libros le gustaría escribir, qué cuestiones le gustaría entender. Y son estos tres, registrados en el blog como manera de desafiarme:
- Los lugares del fin del mundo. No los momentos, los lugares: aquellos espacios que, por su ubicación o su vivencia, emiten la sensación de final, de no más allá. Los puntos más alejados, la isla más distante, las islas donde finalizaban proyectos políticos incompatibles , el Patusan de Lord Jim, los finales del mundo que dejaron de serlo ... y la experiencia de vivir en el fin del mundo. ¿Sus habitantes, por el contrario, lo vivirán como el centro del mundo? ¿Existirá una "fenomenología" del fin del mundo? ¿Y esa sensación de plenitud que se alcanza al llegar al fin del mundo? ¿Son un refugio, un punto de partida, una atalaya desde la que mirar?
- ¿Qué ha ocurrido para qué, bajo el término liberalismo, con excesiva frecuencia, acaben cobijándose actitudes, ideologías y prácticas de extrema derecha? Más allá de lo que hicieron Losantos&Espe en España con el término, el caso holandés (Partido de la Libertad de Wilders) o austriaco (el FPO de Haider) muestran como partidos liberales (o escisiones de partidos liberales) acaban convirtiéndose en partidos abiertamente ultraderechistas. En el fondo, saliendo de lo "político", ¿cómo el término "libertad" (de comercio, de elección, de expresión, de gestión) acabó por ser el término refugio de conservadores o el ariete de la alt-right?, ¿cómo puede hablarse de libertad sin considerar las relaciones de poder?
- Leí, no recuerdo donde, que la caída de Mubarak en Egipto se desencadenó finalmente, tras meses de protestas, cuando un sargento de policía, en un pueblo no muy relevante, sin ser afín a los Hermanos Musulmanes ni a las demandas de democratización, decidió que el puesto de policía del que se responsabilizaba dejaría de seguir las órdenes del Ministerio de Interior. ¿Qué hace tomar una decisión? No una decisión cualquiera, una decisión que cambia el destino de una sociedad. Y no cuando existe unanimidad, no cuando los ganadores y perdedores están claros, si no una decisión cuando se sabe que la propia decisión es relevante y uno no puede refugiarse en lo que es normativo hasta ese momento o lo que sabe que va a serlo. Ese sargento de policía, ese militar que permaneció fiel a la República en el 36 siendo monárquico y de derechas..., la personalización de la decisión justo en ese lugar donde las placas tectónicas de la sociedad chocan y justo en el momento en que no sabe de qué lado se decantan, y la inercia no es ni criterio ni resguardo ¿Qué determina la decisión? ¿La ambición? ¿El miedo?
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