Clásica selección de lecturas veraniegas (y alguna primaveral).
- Deshaciendo errores, de Michael Lewis. La historia de la amistad (y finalmente el distanciamiento) entre Amos Tversky y Daniel Kahneman, los psicólogos israelíes que crearon el ámbito de lo que se conoce como Behavioral Economics y que son en general reconocidos por haber configurado el ámbito de estudio de los procesos de toma de decisiones. El libro equilibra bien la parte divulgativa de las teorías de los autores (y su evolución) con su trayectoria personal y su progresiva conversión en celebridades en el ámbito académico. Particularmente interesante me resultan los momentos en que integra sus colaboraciones con el ejército de su país en el contexto de los diferentes conflictos con los países árabes. Es posible que en ocasiones el libro (sobre todo al inicio) pudiese ir un poco más ligero (y no por tratarse de un momento con carga teórica si no por salirse en exceso de foco para hacer una introducción supuestamente "estimulante" de las implicaciones del Behavioral), pero cubre bien la jugada de combinar conocimiento teórico y aspectos biográficos. Y de paso, me quedo como frase de referencia la que utilizan como encabezado del libro: La duda no es condición agradable, pero la certidumbre es un absurdo (Voltaire).
- La familia Moskat, de Isaac Bashevis Singer. El gran descubrimiento del verano. Desde poco antes de la IGM hasta la caída de Varsovia en manos de los nazis, la historia de una comunidad judía en Polonia, arrancando desde una familia nucleada alrededor de un empresario/patriarca hasta su dispersión casi 40 años después. Logra jugar entre el marco social, las historias de los distintos personajes (cambiando hábilmente de protagonistas a lo largo del libro, haciéndolos reaparecer pero manteniendo una perspectiva de conjunto) y la continuidad que ofrece el judaísmo a lo largo del tiempo. El contexto histórico y religioso me resulta interesantísimo, pero siendo honesto, el motivo por el que me ha enganchado, es otro: La familia Moskat es un magnífico folletín (de hecho, en origen se distribuyó por episodios en prensa y radio). Historias con giros inesperados, numerosos personajes arquetípicos (el místico, el "intelectual" desenganchado, el vividor, el patriarca, el trepa, la bohemia, la "verso libre"...) que a la vez resultan contradictorios a corto y evolucionan a largo sin perder credibilidad... Gustazo.
- Lenin. Una biografía, de Francisco Díez del Corral. Un lujazo de biografía (que había leído hace 20 años y sobre la que he vuelto estos días). Me preguntaba un amigo: ¿para qué leer sobre Lenin hoy? Gran y puñetera pregunta. Aparte de por tener una vida apasionante y ser una gran expresión de voluntad y talento, la pregunta crítica que Lenin se hacía sigue siendo pertinente: ¿Qué hacer? Pasan los años y cada vez tengo más arraigada la convicción personal de que el modelo socioeconómico capitalista es limitante para que la plenitud de la vida (de las relaciones interpersonales, de los talentos individuales y colectivos, del disfrute de la belleza y del ocio, de la protección de las otras formas de vida animal y vegetal) llegue a alcanzarse. Obviamente es una convicción indemostrable, y también es indemostrable pero igualmente siento la convicción de la urgencia cada vez mayor de desafiarlo, ya que no es solo que vayamos a llegar a un punto de no retorno medioambiental si no que también llegaremos a un punto de no retorno antropológico en el que nuestra "forma natural de ser" será "capitalista". Lo que sí parece demostrado es que la respuesta que dio Lenin a su pregunta (la creación de un modelo de partido que pasó a denominarse leninista como herramienta para alcanzar la revolución) fue, como es sabido, exitoso para el objetivo a corto, pero no para el objetivo a largo. Al margen de jugar a política ficción (ese recordatorio de que Lenin pidió dos cosas: que no le embalsamaran y que Stalin no fuese su sucesor, con idéntico éxito en ambas), hay un nudo gordiano siempre descrito en todas las revoluciones e imposible de desentrañar: la revolución exige perdedores y ganadores, los perdedores no aceptarán su derrota sin resistencia que desembocará en violencia, y el triunfo ante la violencia exige comportamientos violentos que alumbrarán un nuevo tiempo ya dañado. Y eso, en una sociedad tremendamente más simple que la actual, más autónoma a nivel estatal, sin Internet..., vamos, que una lectura muy interesante como ejercicio arqueológico, pero mi pretensión, ingenua, de encontrar a alguien con algunas claves sobre "qué hacer" ha tenido escaso éxito.
- Memorias de Adriano, de Margaurite Yourcenar (con traducción de Cortázar, que me parece que dejó su huella-quizás en exceso). Un clásico que tenía pendiente. Ya se ha dicho con frecuencia: transcurre en esa época del hombre solo, gobernándose a sí mismo, entre el abandono de los viejos dioses y la imposición del cristianismo. El desafío es tremendo: una autora belga-estadounidense enamorada de la Edad Antigua construye un ejercicio de introspección del emperador de Roma 1800 años antes. Y funciona: no funciona como un libro de historia, no funciona como una biografía, lo que funciona es la experiencia de lectura de una autobiografía que no es tal. Más allá del personaje "autobiografiado", de su contexto histórico, de su amor y mistificación por el joven Antínoo (sobre la naturalidad de ese ejercicio de pederastia también se ha escrito en abundancia), el atractivo reside en la fineza de la introspección: llevo un tiempo conversando con un compañero sobre lo impresionante que es que, mientras el lenguaje humano tenga la capacidad de producir mundos y comunicar cuerpos, o que nuestro sistema visual sea capaz de transmitirnos tanta y tan exacta descripción de nuestro entorno, nuestra capacidad de introspección sea tan pobre (y de ahí el fracaso de los primeros intentos de aproximar la psicología a la ciencia). Nuestro sistema cognitivo, con sus limitaciones, tiene una enorme capacidad para conocer el entorno: sin embargo, es taaaaaaaaaan pobre a la hora de reconocerse y describirse a sí mismo, de hacerse a sí mismo visible (perceptible/consciente) sus motivaciones, su procesamiento de información y sus emociones (como ejemplo siempre pienso en lo casi metafísicamente imposible que es comunicar la experiencia de dolor). Pues buena parte del atractivo de las Memorias de Adriano es el ejercicio literario de hacer visible la toma de conciencia de sus propias emociones y procesos de pensamiento del "autobiografiado", descubriendo, exponiendo, agudas derivaciones, justificaciones, el mix de emociones, la honestidad de la contradicción...
- El año del pensamiento mágico, de Joan Didion. Primera reflexión: leer dramones, por muy recomendados que me vengan, estando de viaje vacacional, en días luminosos y disfrutables, es un error. La lectura es una ruptura con el entorno, y cuando el entorno mola, crear espacios de concentración artificial, tan distanciados, no funciona. Vamos, que me costó una barbaridad enganchar: ha sido volver a lo laboral y, qué cosas, ya me ha enganchado :) Didion escribe sobre la muerte imprevista de su marido, con el que llevaba 40 años de relación, en un momento en que su hija se encuentra en coma, utilizando la escritura a la vez como herramienta de duelo y para la comprensión de su evolución en él, más o menos durante un año (como indica, cuando desaparece un ser querido, una estrategia de nuestro cerebro que mantiene la "presencia" es esa tendencia a ver avanzar el año siempre utilizando la referencia de los 12 meses anteriores a la muerte: este día, el año pasado, estábamos haciendo... Al menos yo personalmente reconozco haberla utilizado). Aunque me lo recomendaron como un libro sobre la muerte y el duelo, me interesa particularmente como un libro sobre la relación de pareja y la memoria compartida (cargada de ángulos muertos) de una pareja, sobre sus complicidades y sus señales solo reconocibles por ellos, esas experiencias decisivas que con una ausencia ya no pueden compartirse en común, y también sobre todos esos aspectos del otro que ignoramos. De hecho, es sobre la relación, es sobre el fenómeno de la muerte, es sobre Didion y su duelo, y sobre lo que apenas es, es sobre el muerto, del que apenas llegamos a saber nada, una ausencia clamorosa. Al poco tiempo, con el libro ya editado, la hija de Didion morirá también: y Didion volverá a publicar un libro sobre ella. Y lo voy a leer, me temo que desde un acercamiento morboso: confío, por lo que me han dicho, en que será de nuevo un ejercicio honesto como lo es El año del pensamiento mágico, pero me parece tan desafiante abordar a través de la escritura por segunda vez una situación así, el riesgo de especializarte en ensayos alrededor de la muerte de seres queridos..., que me genera curiosidad saber cómo lo gestiona.
- 80 poemas y canciones, de Bertolt Brecht. Se trata de una edición argentina, lo que da lugar a expresiones que en ocasiones me resultan ajenas (más cuando bastantes de los poemas los he leído también en la edición de Alianza). En cualquier caso, una preciosidad. Y me animó a profundizar en la vida de Bretch: llevo nosécuántos años leyéndole con frecuencia y no conocía de su vida más allá de los datos básicos de su militancia comunista, exilio durante el nazismo y vuelta a Alemania. Aquí un buen documental sobre su vida
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