Repaso de las lecturas de estas Navidades, con mucho regalo y bastante cómic.
- Con todo, de Íñigo Errejón. Arranca con un pequeño trayecto biográfico previo al momento Podemos, trayecto que me genera empatía y que hace que me acerque a él como "uno de los míos": soy ocho años mayor que él, madrileño también y buena parte de los espacios, físicos y colectivos, a los que alude como parte de su socialización política son compartidos, y otros pocos que no lo son al menos los vi nacer (movilizaciones de Bolonia, por ejemplo). Y ni con esa "empatía" de partida me convence. Se trata de un libro de lectura ágil y fácil, en alguna medida recorrido por cierta electricidad, en el estilo y en la narración de años en los que todo pasó deprisa. Se encuentran espacios para hablar del "núcleo irradiador" y similares, pero se separan del hilo principal: Errejón es tan transversal que no quiere perder a lectores por bloquearles la lectura con los aspectos más analíticos. Y este último comentario refleja bien cómo me acerqué al libro: no deja de ser una interpretación mía algo arbitraria sobre el texto, y es que cuando lees a un político (en el fondo a todo autor, pero más si es un político en activo) toda la lectura está hecha desde la suspicacia, aunque sea próximo al campo en el que me ubico (y quizás más aún si es próximo al campo, pero no está exactamente en él). De alguna manera, me pasó algo parecido a lo que me ocurrió al leer Feria, de Ana Iris Simón: me acerqué con desconfianza a la lectura, pues el personaje público y la construcción social alrededor suya orientan mi lectura. En el caso de Errejón, quizás sea por mi lectura sesgada, lo que veo es una reconstrucción -que no termina de parecerme honesta- de unos años críticos, pero que no son el objeto real del libro: el objeto es construir, definir, sustentar, una narración de esos años con la intencionalidad política del hoy, de comunicar el proyecto político de hoy. La autocrítica es escasa: en los comentarios que he visto sobre el libro se señala que esa autocrítica viene a ser la típica de las entrevistas de trabajo, "soy demasiado perfeccionista", y se centran en que otros aprendieron a controlar la interna de Podemos mejor que él, que se focalizaba en salir hacia fuera, a hacer pueblo y país. Es cierto que queda esa percepción: pero como Errejón es indudable que tiene una inteligencia fuerte y bien trabajada, me sorprenden más otras lagunas del libro. Destacaría dos: por un lado, hay poquísima adopción de la perspectiva del Otro (el Otro aquí sería Iglesias, obviamente) cuando se hablan de los desencuentros. Hay llamamientos a entender al votante de Vox, por ejemplo, pero ni una frase que trate de explicar los motivos del Otro excepto consideraciones de cesarismo, camarillas o vuelta a la cultura del PCE... De hecho, sorprende (y jodo, como votante de ambos, me cabrea) que no haya habido una conversación clara y explícita (se citan conversaciones duras, pero no se exponen argumentos de ambas partes y todo parecen ser peleas grupales) entre las dos personitas que han tenido en sus manos el mayor caudal electoral de potencia transformadora que haya tenido este país en 30 años sobre cómo solucionar sus diferencias sin cargarse la herramienta. Otro silencio (o juego trilero) clamoroso es el referido a Marta Higueras: posiblemente sobre ella, personaje políticamente amortizado, es sobre quién se realiza la descripción más dura de todo el libro. Y claro, Marta Higueras no es una champiñón, no nace de la nada, aunque no haya contexto en el libro para saber de dónde sale. Es la herencia del modo de hacer política de Manuela Carmena. Pero claro, contar eso es cuestionar a Carmena, posibilidad que para el Errejón actual es contraproducente (o al menos para el Errejón de cuando escribió al libro... en un año las alianzas cambian y quizás hoy lo escribiese distinto). Y vuelvo a la suspicacia: convencido de que al autor esto no se le escapa, si no se permite adoptar la perspectiva del Otro en ningún momento, ni cuestionar mínimamente a sus compañeros/avales actuales, el libro no es una reconstrucción honesta. Es otra cosa: es interesante como historia y tiene numerosas pistas para leer el momento actual (es curioso como su lectura de la realidad que sea abre tras el COVID sea similar a la que observamos desde una perspectiva de investigación de consumidor), es ágil, está bien escrita, incluso despierta cariño, pero no es un ejercicio destinado a entender lo pasado.
- La virtud en la montaña. Vindicación de un alpinismo lento, ilustrado y anticapitalista, de Pablo Batalla. Es un libro con el que puedo identificarme sin problemas: desde la temática a la tesis central (fácil de ver si paseas desde hace años por las montañas de la Sierra de Madrid: pasamos de una visita grupal y contemplativa a la montaña al predominio de runners acelerados mirando el reloj para batir sus marcas), así como de la tesis macro (individualismo vs comunidad) que se concreta en el mundo de la montaña. Y sin embargo, el libro no termina de resultar redondo. Pude ir a la presentación del autor en Cercedilla (por cierto, en sitio muy recomendable) y varios comentarios que se hicieron en la conversación posterior me ayudan a entender lo que no termina de funcionarme del libro. Por un lado, el estilo: excesivamente farragoso, plagado hasta la saciedad de citas como argumentos de autoridad, llegando a momentos en que se queda uno con la sensación de que los párrafos son una excusa para la cita, más que la cita una herramienta para el despliegue de la idea. Por otro, una postura muy "afianzada" que no dialoga con los otros formatos de experimentar la montaña: comparto la tesis del libro, pero el tono es faltón en ocasiones con los corredores, con la experiencia individual de la montaña, de manera innecesaria. Y por último, tiene una carga nostálgica e idealizadora que chirría en ciertos planos: como se comentó en el debate presencial alrededor del libro, en los clubs de montaña de los 80-90´s, ahora debilitados, el 80% de los participantes eran varones. Los maridos, con frecuencia ecologistas y progres, salían el viernes y volvían el domingo a última hora, y era su pareja la que se quedaba cuidando a los críos mientras que él volvía cargadito de energía, experiencias, misticismo y comilonas. Dicho esto, la idea central es potente, el modo en que se declina en distintos ámbitos (la comida de montaña, la ropa, la exigencia de superación..) está bien desarrollada, y entre la proliferación de citas se encuentran hilos de los que tirar. Si el mundo de la montaña te interesa, compensa la lectura.
- El grito del pueblo, de Jacques Tardi y Vautrin. En 2021 hizo 150 años de la Comuna de París, así que no era mal momento para leer este ambicioso cómic que la recorre, hasta el momento de su derrota. Simpatizando con ella pero sin ser condescendiente y describiendo sus debilidades (sin idealizar a las clases populares que la protagonizaron, presentando la brutalidad con la que llegó a tratar en la derrota a los "versalleses" y a los miembros de la Iglesia, narrando la forma en que va devorando a sus líderes), describe la valentía del pueblo enfrentado a un ejército vencido por el enemigo externo (prusianos) pero inmisericorde con los suyos, poderoso con los débiles y débil con los poderosos (lo que resuena con la trayectoria del ejército español desde la pérdida de las colonias). Sin ser aficionado al cómic, de manera que no tengo criterio comparativo, algunas escenas me parecen maravillosas (el incendio de París o los fusilamientos).
- Los surcos del azar, de Paco Roca. La historia de la Nueve, la compañía española formada por republicanos que, siendo parte de la Segunda División Blindada del General Leclerc, fueron los primeros militares aliados que entraron en el París dominado por los nazis. Una historia preciosa, con algunas licencias narrativas, y la potencia del trazo de Roca.
- Las ciudades invisibles, de Italo Calvino. Decía Calvino que era un libro que se había sobreanalizado, que eran excesivas las lecturas sobre su estructura..., lo que no deja de ser curioso cuando es un libro "estructuralista", sin duda hijo de ese tiempo (todo lo que tiene que ver con los juegos de signos y del lenguaje). Así que, por no sobreanalizar más, solo señalar que es una joya.
- Cuentas pendientes, de Vivian Gornick. Otro regalo. Librazo, otro más, de Gornick. A ver, reutiliza textos ya leídos en algunos de sus libros, no hay un hilo claro en la sucesión de capítulos... pero da lo mismo. Se trata de un repaso sobre 10 libros (de los que yo solo había leído uno) y autores relevantes en la vida de la autora, todos ellos revisitados años después y evaluados desde el cambio de un "estado lector" a otro. El libro es inteligencia en estado puro: capacidad de leerse a sí misma, del leer el ejercicio de lectura, de leer a los personajes pero yendo más allá, más difícil y arriesgado, de leer e interpretar a los autores y saber dónde están sus límites... Eso sí, frente a otras veces, es una inteligencia más inmisericorde, sin piedad. Reconoce méritos, pero no empatiza. Una Gornick más dura que en otras ocasiones: así, una de sus "funciones" posibles en otros de sus libros (ser una caja de herramientas para entenderse a uno mismo y encontrar sujeciones) no aplica en este caso.
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