Repasito de lecturas Otoño/Invierno. Buena cosecha, y además en gran medida de editoriales minoritarias.
- Empecemos con el más flojo: El imperio del dolor, de Patrick Radden Keefe, el mismo autor del interesantísimo No digas nada. El imperio del dolor está bastante bien, pero no resiste la comparación con aquel fantástico libro sobre The Troubles. El libro se estructura en tres grandes partes: la primera, claramente la más interesante, en la que analiza el modo en que Arthur Sackler, acompañado en mayor o menor medida de sus hermanos, crea la comercialización moderna de fármacos, con un complejo y opaco entramado de revistas científicas, agencias de publicidad, agencias de investigación y, por supuesto, farmacéuticas. Esta parte es espectacular: la visita comercial, la recomendación de soluciones y tratamientos bajo el aval de revistas científicas, la asimilación entre términos médicos y conceptos de marketing, las bases de datos de médicos y tratamientos, los congresos de "puesta al día", la confusa relación con las asociaciones de pacientes... el nacimiento de todo aquello que ha definido desde entonces a la industria farmaceútica. El segundo bloque, centrada en la conceptualización, lanzamiento y distribución del OxyContin, el fármaco que en buena medida contribuyó a desencadenar la crisis de los opiáceos en EEUU, con foco en la siguiente generación de los Sackler, resulta también bastante interesante: en mi caso, la cuestión es que compite con el recuerdo de la tremenda serie Dopesick, vista con anterioridad y que narra prácticamente el mismo fenómeno, lo que le resta atractivo. El tercer bloque, menos interesante, en ocasiones coquetea con acabar apenas convertido en una crónica rosa de las nuevas generaciones de la dinastía Sackler, enfrentadas a la respuesta social que les atribuye la responsabilidad de las sucesivas crisis sanitarias (desde el consumo alegal de OxyContin a su restricción que acaba por generar un nuevo repunte de la heroína o la expansión del fentanilo) que su fármaco desencadena, de manera que su imagen como filántropos acaba hundiéndose. El saldo final es un libro de interés irregular, pero con tal potencia en su análisis del nacimiento de la industria farmaceútica que justifica la lectura.
- Del dominio, de Guillevic, poeta francés de mediados del siglo pasado, al que llegué en alguna lectura acerca de Manuel Sacristán, que le contrapone a Louis Aragon, ambos poetas del comunismo francés, Aragon el oficial, más vitalista Guillevic. Me resulta difícil reseñar un libro de poemas, más allá de compartir que, en el adecuado estado de ánimo y atención que pide la inmersión en la poesía de Guillevic, con poemas de 4 líneas a lo sumo, me resultó una experiencia muy gratificante. Como ejemplo,
El horizonte
nunca parpadea.
- Bertolt Brecht. Su vida, su obra, su época. De Frederic Ewen, es una biografía poco biográfica: utiliza como eje la evolución lineal de la vida de Brecht (casi basada simplemente en fechas de publicación y lugares donde vivió, pero sin apenas información sobre sus relaciones personales, familiares...) pero no importa. Centrado en el análisis de sus épocas estilísticas (nihilista, dialéctica o de distanciamiento, su necesidad posterior de "simplificar" su estilo para los textos más directamente de intervención en el momento del exilio por la persecución nazi, sus textos más poéticos y más líricos al final de su vida...), poniéndolo en contexto y contraste con la tradición teatral y literaria alemana, es más bien un interesante análisis contextualizado de su obra que una biografía. Y como la obra de Brecht es una maravilla, el libro es un gustazo.
- El capitalismo en la trama de la vida, de Jason W. Moore. ¿Puede un libro encantarte pese a ser una lectura enormemente farragosa, se use los conceptos sin apenas definir o como el autor decida al margen de otros autores, o notar que está aprovechando para hacer ajustes de cuentas académicos? Sí, se puede. El libro de Moore pasa por ser uno de los libros relativamente recientes que han pasado a ser críticos en el ámbito de la ecología política, o de la economía ecológica, o de como llamemos a este ámbito de conocimiento que entrelaza marxismo, ecología y economía. Ni idea si para lectores más afines a la temática este libro es fundacional, pero al menos para mí sí lo es en relación a la capacidad de estructurar conceptos que había escuchado de manera fragmentaria pero no había visto organizados: los cuatro baratos (energía, trabajo, alimentos y materias primas), la relevancia analítica (y sus trampas asociadas) de la separación conceptual radical entre sociedad y naturaleza, y con ello el análisis de la naturaleza-en-el-capitalismo y el capitalismo-en-la-naturaleza, la forma en que el capitalismo crea valor (dentro de sí y, sobre todo, el modo en que se apropia, creando las condiciones externas necesarias, del valor que se crea fuera del propio capitalismo, sea del trabajo de la naturaleza, como el tiempo geológico de conversión de vida en combustibles fósiles, o en el ámbito de la naturaleza social, el trabajo intergeneracional invertido en la crianza... ambos casos requieren unos constructos ideológicos en los que se separe naturaleza de sociedad y diferenciación de roles de géneros para poder justificarse), o la relación tecnología (que permite convertir en valor mensurable la naturaleza), poder y capital como trinidad que avanza de manera no necesariamente alineada pero sí engranada en cada ciclo. Si el libro tiende a ser confuso de un modo que no sabes si atribuir al autor o a la lejanía del lector con los conceptos, hay un aspecto específico que me resulta particularmente cuestionable, y es el uso, que resulta poco definido y quizás poco operativo, del término de oikeios, que trata de ser algo así como el "hálito hacia la relación con el mundo"... El libro, tan sugerente como confuso, me animó (y exigió) a buscar y profundizar en su vocabulario, y me ha abierto un territorio de pensamiento que creo que me va a marcar en los próximos años. Específicamente, me ayudaron a procesarlo a posteriori un par de útiles reseñas (en una de ellas Jorge Reichmann, uno de los referentes en este mundo, es crítico sin apenas piedad), disponibles aquí y aquí.
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